El festejo más esperado

El festejo más esperado

Luego de 10 años, River se vengó de Boca en la mismísima Bombonera y le ganó 2 a 1

NO PUDO SOLO. Riquelme, que se adelanta a Lanzini e intenta superar a Balanta, marcó un golazo que al final no sirvió. NO PUDO SOLO. Riquelme, que se adelanta a Lanzini e intenta superar a Balanta, marcó un golazo que al final no sirvió.
Diez años después, sucedió. River volvió a ganarle a Boca en La Bombonera. Y el 2-1 estuvo bien, porque el equipo de Ramón Díaz jugó un poco a lo River, y un poco a lo Boca. Incluso lo ganó así, de pelota parada cuando el partido moría: justo él, Ramiro Funes Mori, una suerte de antihéroe, fue el que se anticipó a la salida en falso de Orión.

Claro que el triunfo de River se explica también por los defectos de un Boca que sólo en la primera media hora jugó con un protagonismo que prácticamente no había tenido en el torneo. Con un Juan Manuel Martínez inquieto y con buenas combinaciones por la izquierda, por donde subía Emanuel Insúa y se recostaba Juan Román Riquelme. El local tuvo dos o tres chances claras, pero apareció la firmeza de Marcelo Barovero. Emmanuel Gigliotti, además, faltó a la cita. River amagó también un par de veces en esa primera tapa, pero pagó el precio de contar con un “Teo” Gutiérrez displicente. Entonces el mérito del “Millo” fue, quizás, aguantar todo un tiempo con su arco en cero.

Pero en el complemento pareció salir con más hambre, con más determinación. Con un Manuel Lanzini más movedizo y penetrante, River empezó a manejar la pelota. Y a los 57’ el centro hacia atrás de “Teo” encontró a Lanzini lanzado en velocidad. “Manu” llegó un momento antes que Orión, y tocó cruzado al segundo palo: 1-0.

A Boca le costó reaccionar, en realidad futbolísticamente nunca lo hizo. Pero claro, todo lo que no jugó o se equivocó Riquelme, porque el físico ya no le da, se lo aportó con un tiro libre de manual; un derechazo perfecto al ángulo que dejó a Barovero parado. El 1-1 enloqueció a los hinchas en las tribunas, pero el trámite no cambió.

River también supo jugar “a lo Boca” al mantener la calma. Lejos de conformarse, fue a buscar esa victoria esquiva, que esta vez llegó de manera impensada -incluso por un córner que no fue- y depositó al equipo de Ramón ahí nomás de la punta. Boca agachó la cabeza y se quedó lamiendo sus heridas.

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