Nació el sábado, en la humildad de la Casa de Belén. Pero no se llama Jesús, sino María. El "pesebre" está en barrio Juan XXIII ("La Bombilla"). Su mamá, una chica del interior, de 20 años, sola y sin casa, fue la última en encontrar refugio en este albergue para mujeres embarazadas, sin recursos ni contención. Si hubiera sido menor de edad hubiera podido ir al hogar Santa Micaela de las Hermanas Adoratrices. Pero no. Salvo la Casa de Belén, no hay otro lugar para mamás que quieren tener a sus hijitos a pesar de todo.
En apenas un año, el hogar albergó a ocho mujeres embarazadas hasta que resolvieron sus problemas. Ellas pueden quedarse el tiempo que sea necesario, y mientras tanto, con todos los gastos cubiertos, piensan con tranquilidad cómo seguir su camino. Pero ocurre que María podría ser la última bebé del hogar. La falta de recursos hace peligrar la obra, que se mantiene únicamente con aportes esporádicos.
Otra cosa importante: no es una obra de la Iglesia, sino de todas las iglesias. Porque la Casa de Belén fue iniciativa de la Mesa de Diálogo Interreligioso, que gestionó los primeros fondos para su funcionamiento. Entregó el proyecto a un grupo de fundaciones que trabajan por la niñez. Pero salvo Aprocup, a través de Gioconda Perrini, que presta la casa, y otras dos organizaciones, las demás se fueron alejando una por una. En el hogar viven dos mamás con sus bebés y una cuidadora permanente, a quien ya se le debe varios sueldos.
"Hay que dar hasta que duela" advertía la beata Madre Teresa de Calcuta, de cuyo su fallecimiento se cumplirá el jueves un nuevo aniversario. Y también decía: "cada criatura es un regalo de Dios. Si no quieren a los niños, dénmelos a mí". Quizás quieras sentir ese dolor purificador del que habla la Madre Teresa. Si es así, llamá al (0381) 154647524, y ayudá a que las puertas de la Casa de Belén estén abiertas para muchas Marías más.
En apenas un año, el hogar albergó a ocho mujeres embarazadas hasta que resolvieron sus problemas. Ellas pueden quedarse el tiempo que sea necesario, y mientras tanto, con todos los gastos cubiertos, piensan con tranquilidad cómo seguir su camino. Pero ocurre que María podría ser la última bebé del hogar. La falta de recursos hace peligrar la obra, que se mantiene únicamente con aportes esporádicos.
Otra cosa importante: no es una obra de la Iglesia, sino de todas las iglesias. Porque la Casa de Belén fue iniciativa de la Mesa de Diálogo Interreligioso, que gestionó los primeros fondos para su funcionamiento. Entregó el proyecto a un grupo de fundaciones que trabajan por la niñez. Pero salvo Aprocup, a través de Gioconda Perrini, que presta la casa, y otras dos organizaciones, las demás se fueron alejando una por una. En el hogar viven dos mamás con sus bebés y una cuidadora permanente, a quien ya se le debe varios sueldos.
"Hay que dar hasta que duela" advertía la beata Madre Teresa de Calcuta, de cuyo su fallecimiento se cumplirá el jueves un nuevo aniversario. Y también decía: "cada criatura es un regalo de Dios. Si no quieren a los niños, dénmelos a mí". Quizás quieras sentir ese dolor purificador del que habla la Madre Teresa. Si es así, llamá al (0381) 154647524, y ayudá a que las puertas de la Casa de Belén estén abiertas para muchas Marías más.
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