Mirá lo que importa y no llegues tarde

Mirá lo que importa y no llegues tarde

Un día Neil Hilborn conoció a una mujer y por fin su cabeza se silenció. Sólo pensaba en la curvatura de sus labios. A ella le cayó simpático que la invitara a salir 6 veces en menos de 30 segundos. Es que él quería que la proposición fuera perfecta. Aún así, le dijo que sí en la tercera propuesta. En la primera salida juntos, él deseó haberle prestado más atención, porque se la pasó separando su comida por colores. Luego llegó el amor: ella recibía 16 besos de despedida de Neil, o 24 si era miércoles; no le importaba que él apagara y prendiera las luces durante largos minutos, ni que cerrara 18 veces la puerta, ya que la hacía sentir que no había lugar más seguro que ese departamento. Por estos motivos, ella curvaba la boca y le decía "te amo". Neil la admiraba y sentía que, por primera vez, su Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) no le destruía su mente; su vida. Pero de repente, ella ya no esperaba el beso 16 o 24 y la línea de su boca no tenía curvatura. Un día dejó de dormir con él.

Ahora Neil no quiere encontrar a alguien nuevo. Quiere despertar a la mañanas pensando en la manera en la que ella hace las cosas y escuchar su voz. No quiere obsesionarse más con gérmenes escabulléndose en su piel o en las millones de posibilidades de ser atropellado por una línea infinita de automóviles. Tan fuerte es su deseo de tenerla de regreso que ahora deja la puerta sin cerrar. Neil contó su conmovedora historia durante un concurso de poemas. El video se viralizó y se ha convertido en un auténtico fenómeno. ¿Será que, aunque no todos tenemos un TOC, nos estremecen los actos valientes en los que se dejan de lado las obsesiones y exigencias para descubrir lo que verdaderamente vale? Si así es, lo ideal sería no llegar a darnos cuenta demasiado tarde.

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