"Nuestro mejor cancionero es el que refleja nuestra identidad"

"Nuestro mejor cancionero es el que refleja nuestra identidad"

Melania Pérez vivió la edad dorada del folclore y ahora transmite el legado de los grandes creadores a los cantantes jóvenes.

MÚSICA Y TRADICIÓN. Melania Pérez, que integró el mítico conjunto Las Voces Blancas, posa con una caja. FOTO RICARDO REINOSO MÚSICA Y TRADICIÓN. Melania Pérez, que integró el mítico conjunto Las Voces Blancas, posa con una caja. FOTO RICARDO REINOSO
11 Julio 2013

A Melania Pérez le gusta el poema "Temor del sábado", de Jaime Dávalos, porque habla de la dura realidad de los trabajadores más pobres: "El patrón tiene miedo que se machen / con vino los mineros. / El sabe que les entra como un chorro / de gritos en el cuerpo. / Que enroscado en las cuevas de la sangre / les hallará el silencio, / el oscuro silencio de la piedra / que come sombra socavón adentro."

Esa imagen del obrero que, envalentonado por el vino, pide aumento de salario en actitud humilde, conmueve a la folclorista salteña, que hace pocos días estuvo en Tucumán dando un taller de canto. Es una referente de aquella generación que tuvo a Mercedes Sosa como principal intérprete.

Tenía apenas 17 años cuando la llevaron a formar parte, en Buenos Aires, del que sería uno de los grupos vocales más importantes de la revolución musical de la década de 1960: Las Voces Blancas. Eran tiempos en que la gente iba a los festivales a escuchar, cuenta ella. Eso le marcó el rumbo artístico para siempre. "La canción se escuchaba, su poesía se entendía. No quedaba apabullada por el sonido de los instrumentos. Los arreglos de los músicos eran en función del canto -destacó-. Hoy muchas veces no se escucha la canción, porque es tapada por la estridencia tecnológica. Si hablamos de una canción con memoria, con raíz, con testimonio, tiene que entenderse".

- Hace poco lamentamos la partida de un gran poeta del folclore.

- Sí. Miguel Angel Pérez. Una dolorosa pérdida. Los grandes se nos están yendo, pero nos han dejado su obra, que habla de las vivencias del hombre de nuestra región. Los artistas nos identificamos con eso. Nuestro mejor cancionero es el que refleja nuestra identidad, nuestro lugar y nuestro tiempo, y lo hace con una poesía de alto vuelo, en conjunción con la música. A los cantantes que participan de mis talleres les transmito esa misión de mantener vivo el cancionero y no dejar de difundirlo. En este Tucumán es donde se rescatan cosas hermosas de ese cancionero. Es el rumbo que están siguiendo muchos músicos tucumanos.

- ¿En Salta también?

- Lamentablemente, en Salta se han perdido algunos caminos cancionísticos. Se ha perdido la memoria, la altura, el vuelo poético y musical de ese cancionero. Aunque siempre va a haber creadores, en Salta, que fue un vergel de creación folclórica, hoy la música es sinónimo solamente de baile.

- Usted fue amiga de Mercedes Sosa, que la consideraba una de las mejores cantantes del país.

- Eso me halagó mucho. He tenido la suerte de conocerla y de ser su amiga. Decía cosas que nadie se animaba. Difundió a los creadores más valiosos. Y los cantores siempre nos preguntábamos si a ella le iba a gustar lo que estábamos haciendo. Como buena provinciana que había llegado a la Capital en su juventud, me veía a mí en esa actitud apocada, en un grupo donde todos los demás eran de Buenos Aires. Ella me animaba a vencer mi timidez y a integrarme. Yo soy de una personalidad muy introvertida. Por eso me ha costado emprender la carrera solista. Siempre me gustó cantar en grupo. Disfruté mucho cuando ensayábamos con Las Voces Blancas. Y después, de compartir los escenarios con Opus 4, Grupo Vocal Argentino, Buenos Aires 8... Era toda la calidad junta.

- ¿Qué se siente al tener una trayectoria de tantos años?

- Con los años se va perdiendo un poco la voz pero aumenta la capacidad de transmitir, de interpretar. A veces siento que quisiera recuperar ese entusiasmo que uno tiene en los primeros momentos de la vida artística, porque después se convierte en una rutina. Y hablo de grandes artistas que están en la cima, que se hastían porque perdieron esa emoción inicial. En Buenos Aires yo puedo trabajar todos los fines de semana, pero decidí volverme a Salta. Desde allí viajo a cantar en distintos escenarios del país. Prefiero subir a un escenario sintiendo la necesidad de hacerlo, y no que sea una rutina.

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