Sensaciones en las nubes, a pocos minutos del centro

Sensaciones en las nubes, a pocos minutos del centro

En el Aero Club Tucumán se pueden realizar desde vuelos de bautismo hasta cursos de piloto profesional. Un lugar ideal para pasar una jornada en familia

LUGAR DE ENCUENTRO. Las familias visitan el club cada fin de semana.  LUGAR DE ENCUENTRO. Las familias visitan el club cada fin de semana.
28 Junio 2013

Hay que cumplir los sueños, decía Stevenson. Y eso es precisamente lo que hace el Aero Club Tucumán. Desde su creación, hace ya 94 años, esta institución ha cumplido el sueño de cientos de tucumanos que anhelaban surcar los cielos y ver los paisajes tucumanos desde el aire. Y aún lo sigue haciendo. "Esto es una pasión que no se detiene nunca", sostiene Roberto Gilli, presidente del club.

En su caso, la pasión es casi un mandato de los genes, ya que su padre Mauricio Gilli también fue presidente de la institución y, en su homenaje, el aeródromo fue bautizado con su nombre. "Mi interés por los vuelos empezó de muy chico y realicé el curso de piloto siendo prácticamente un adolescente", cuenta Roberto.

Un lugar de encuentro
El aeródromo, ubicado en Horco Molle (Yerba Buena), es mucho más que una pista en el que despegan y aterrizan aviones. Es, sobre todo, un lugar de encuentro en el que pilotos, aeromodelistas y curiosos se mezclan para vivir y compartir sensaciones al ras de las nubes. "Nosotros estamos en este lugar desde 1982. Antes el club funcionaba en el predio del ex aeropuerto. Empezamos desde cero, porque aquí no había ni siquiera caminos. Trabajamos duro para crear lo que hoy se ve", dice con orgullo.

Y lo que se ve es realmente sorprendente. Hay una pista de 750 metros de largo, dos hangares para los aviones (se está construyendo uno más grande), un bar con vista a la pista, canchas de paddle, fútbol 5 y pileta de natación. Todo al pie del cerro y enmarcado por cultivos de caña de azúcar. "Aquí vienen mucho las familias de los socios a pasar el día y a pasear o ver volar los aviones. Pero también vienen muchos que no son socios y que les gusta lo que hacemos", aclara Gilli.

El Aero Club brinda, además, servicios muy variados. Por ejemplo, para aquellos que sueñan con hacer carrera en la aviación, se dicta el curso de piloto privado, que es el primer escalón en la carrera de piloto profesional o comercial. "El curso consta de 40 horas de vuelo y se puede realizar en un plazo mínimo de tres meses hasta un máximo de dos años. Durante este período nuestros instructores dictan clases teóricas y prácticas de enseñanza. Luego de cumplir con las horas estipuladas y cuando el instructor considera oportuno, un inspector de Fuerza Aérea Argentina viene a tomar un examen teórico-práctico y recién cuando se aprueba el examen el piloto debe realizar 25 horas de vuelo sin pasajeros. Terminado este proceso ya puede transportar gente y disfrutar en compañía esta pasión", cuenta Gilli. De hecho, se está notando una creciente demanda de chicos jóvenes por este curso de piloto. "Se puede empezar el cursado a los 16 años y nueve meses, previa aprobación de un examen psicofísico y con el permiso de los padres por escrito", agrega.

El Aero Club también realiza vuelos contratados a cualquier punto de la provincia y el país. Los vuelos cubren diferentes necesidades: traslado de pasajeros, relevamiento de campos, vuelos sanitarios, etcétera. Este es el costado social de la institución. Para eso hay una flota de seis aviones que se usan para todas estas actividades.

Pero son los vuelos de bautismo, los que entusiasma a los que aún no han podido cumplir el sueño de ver la provincia desde el aire. "Casi todos los fines de semana hacemos esos vuelos. En realidad son actividades cortas, porque no duran más de 15 minutos, pero son muy intensas. La gente las disfruta mucho", dice.


El Aero Club  en cifras

150

son los socios activos que tiene el Aero Club

250

pesos cuesta hacer un vuelo de bautismo

300

metros es la altura a la que se llega durante los vuelos de bautismo


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