Un libro para el verano: Las Genealogías

Un libro para el verano: Las Genealogías

Por Carmen PerillI *

03 Febrero 2013

Una de mis experiencias de lectura más entrañables las tuve con Las Genealogías, de Margo Glantz, una de las mayores escritoras mexicanas contemporáneas. La novela Las Genealogías es ficción y biografía; libro de viaje y crónica, ficción e historia. Margo Glantz, cuya familia de origen judío ha sido testigo y protagonista de la historia del siglo XX, apela a una larga y fragmentaria conversación con sus padres, Luci y Jacob (un reconocido poeta judío). Con un constante humor, erige un espacio de memorias que rescata mundos plurales y densos. El libro contiene un álbum de fotos antiguas. La narradora habla desde un extraño lugar, se coloca dentro y fuera del mundo paterno. El relato da gran importancia a sabores, sonidos, colores, tonos reconstruyendo la historia familiar. Margo afirma: "Y todo es mío y no lo es y parezco judía y no lo parezco y por eso escribo -estas- mis genealogías". Los protagonistas se desplazan en el tiempo y en el espacio, el gran viaje es el que emprenden en Rusia hacia México. En la narración, los recuerdos, con el encanto de pertenecer a todos y a ninguno, se confunden igual que la realidad y las lecturas. La memoria (y el olvido) pueden posarse sobre objetos diferentes: el hermoso caballo blanco es una de esas "imágenes (que) permanecen, persisten, repetitivas, y su blancura se inserta en la inmigración". Todo lo vivido "permanece en el recuerdo con la consistencia esponjosa y crujiente de una envoltura delicada y cariñosa". La vida y la literatura son una incansable búsqueda de territorio, en el que se debe reconocer relatos múltiples, ya que sabemos quiénes somos a través de las historias que contamos y que nos cuentan los otros. Si su madre encontró su territorio en su propio cuerpo, Margo recupera los "cuerpos" de su ascendencia, en su propia cartografía de memorias y olvidos. El libro produce la felicidad de esas lecturas que no se entregan fácilmente, sino que desafían al lector a detenerse y hundirse en cada uno de sus recovecos, lo invitan a travesías hacia fuera y hacia dentro.

Fragmento

"Todos, seamos nobles o no, tenemos nuestras genealogías. Yo desciendo del Génesis, no por soberbia sino por necesidad. Mis padres nacieron en una Ucrania judía muy diferente a la de ahora y mucho más diferente aún del México en que nací, este México, Distrito Federal donde tuve la suerte de ver la vida entre los gritos de los marchantes de La Merced, esos marchantes a quienes mi madre miraba asombrada vestida totalmente de blanco". * * * "Quizá lo que más me atraiga de mi pasado y de mi presente judío sea la conciencia de los colorines, de lo abigarrado, de lo grotesco, esa conciencia que, hace de los judíos verdaderos gente menor con un sentido del humor mayor, por su crueldad simple, su desventurada ternura y hasta por su ocasional sinvergüenza. Me atraen esas viejas fotografías de un abonero lituano, con su barba puntiaguda (propicia a las persecuciones) y su abrigo desmesurado mirando desde la cámara con una sonrisa 'borracha y rolliza'; mientras ofrece baratijas al lado aparece, solemne pero desaliñado, el vendedor de ropas de ameno, chacal de los corrales, porque sabe olisquear la muerte próxima de quien habrá de venderle el traje". 

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"Mi padre murió el 2 de enero de 1982. Mi madre, el 13 de mayo de 1997. Tenía casi 95 años. Murió con la dignidad, la finura, la paciencia, el sentido del humor, los gestos que la habían caracterizado siempre. ¿Cómo pudo sobrevivir a mi padre tanto tiempo? ¿En dónde encontró su territorio? Es más que probable que su verdadero territorio, el de ella y el de mi padre, fuese su propio cuerpo, ese cuerpo finito, reducido, llagado con el que murió, ese cuerpo que alguna vez fuera armónico y hermoso, ese cuerpo en el que me alojé alguna vez, ese cuerpo que me permitió ser lo que soy. La lloro, la admiro, me lleno de culpas, vuelvo a llorarla, a admirarla, a llenarme de culpas y escribo estas precarias palabras totalmente insuficientes para recordarla y para ponerle un punto final, ahora sí, a mis genealogías".

* Investigadora CONICET, profesora titular de Literatura Latinoamericana de la UNT.

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