Entre la play y la militancia, el voto joven ya empieza a desvelar a la política adulta

Entre la play y la militancia, el voto joven ya empieza a desvelar a la política adulta

El año próximo, 60.000 jóvenes tucumanos de entre 16 y 17 años estarán en condiciones de votar en las elecciones para la renovación de cuatro bancas de diputados nacionales, tres de ellas del PJ y una de la UCR. En 2015, la misma población podrá votar en las provinciales. Referentes de la política tradicional reconocen que el voto joven es para ellos un mundo desconocido

 ARMONIA Y ALGUNA CHICANA. Caponio, Viña, Colombres Garmendia, Corrrea, Silvia Elías y Rodolfo Burgos, debatieron invitados por LA GACETA. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL ARMONIA Y ALGUNA CHICANA. Caponio, Viña, Colombres Garmendia, Corrrea, Silvia Elías y Rodolfo Burgos, debatieron invitados por LA GACETA. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL
"El joven" no existe; existen jóvenes, en contextos diversos. Fue el abogado constitucionalista y dirigente del FAP Rodolfo Burgos el que alumbró una faceta hasta ahora -quizás- no advertida por la dirigencia política tradicional; y el legislador Alberto Colombres Garmendia (PRO) aportó su parte: "lo que apura es la definición de qué es ser joven... todos los partidos tienen su juventud; pero ahora hay que ver cómo se integran adolescentes, jóvenes, de 16 y 17 años...". ¿Con qué armas, promesas y propuestas, conquistar a esa franja que en las elecciones de medio término de 2013 le aportará un millón ochocientos mil electores al padrón electoral nacional, y 60.000 al provincial? ¿Con la netbook, con la play, con la invitación a conformar un frente obrero-estudiantil; con la promesa de más estudio o con la de sacarlos del infierno del paco, de ese triángulo de las Bermudas que es la Costanera? ¿Con centros de estudiantes financiados por el Estado? Aquí van algunas reflexiones de los seis dirigentes de otras tantas fuerzas políticas que fueron convocados por LA GACETA para hablar del voto joven: la legisladora radical Silvia Elías de Pérez; el legislador justicialista Marcelo Caponio; el concejal de Fuerza Republicana Claudio Viña; el dirigente del Partido Obrero (PO) Martín Correa, Burgos, del Frente Amplio Progresista (FAP) y Colombres Garmendia, legislador del PRO.

No faltó nadie a la cita en LA GACETA, aunque el calor infamante de la tarde del jueves podría haber sido una excusa perfecta para el faltazo. El debate, que se prolongó por poco más de una hora en clima armónico y salpicado de chicanas cruzadas entre Caponio, Burgos y Elías de Pérez, arrancó con las críticas al PJ por la ley que habilita a los tucumanos de 16 y 17 años a elegir en los comicios de 2015 sus candidatos a gobernador y vice; legisladores; intendentes; comisionados rurales y concejales. Esa norma fue sancionada el 17 de octubre, con la ausencia de la oposición, que cuestiona la medida por inconstitucional. Salvado ese cuestionamiento, el debate específico sobre el voto joven se centró en cuatro ejes: si esa voluntad adolescente es o no manipulable a la hora de las urnas; cuál es la edad mínima para militar; si es pertinente la intromisión del estado en el financiamiento de los centros de Estudiantes (hay cuatro iniciativas en la Legislatura, una de ellas de Caponio) y la nueva militancia. Referencia obligada, La Cámpora, a la que los opositores apuntaron todos sus dardos descalificatorios, y a lo que Caponio, el único oficialista en la mesa, contraatacó exhibiendo la nómina de programas que "baja" el gobierno para los jóvenes (desde el Conectar igualdad hasta los planes de capacitación y empleo joven) y recordando, en tono de chicana, la experiencia delaruísta del GrupoSushi.

¿Cómo se preparan para captar el voto joven?, fue la pregunta que encendió el debate. Desde la oposición (todos contra Caponio), la respuesta fue más bien un estado de situación: "En Tucumán, el 32% de la gente vive debajo de la línea de pobreza y la indigencia es cercana al 6%. Lo que quiere el gobierno es sumar los hijos a una estructura clientelar esclavizada. Menos de la mitad de los chicos que entran al secundario lo terminan; y de esos, menos del 30% va a la universidad", graficó Burgos. Y remató: "sí creo que los 16 son una edad suficiente para participar en las decisiones de quiénes son los representantes del pueblo, pero también creo que hay oportunismo: al kirchnerismo le pasó en el 2009, inventó las testimoniales y las culpó de su fracaso; y acá le va a pasar lo mismo, porque los jóvenes no son la Cámpora. La Cámpora son un puñado de jóvenes que tienen buena suerte".

Si para FR el voto a los 16 no es admisible (Ver El peso de la familia), para el PRO sí lo es. "Pero el tema es que no les interesa; están disfrutando de esta etapa fantástica de su vida, de la gira de egresados; y su voto termina siendo un voto irresponsable", afirmó Colombres Garmendia.

Desde el PO, intervino Correa. "La maduración no tiene que ver con la edad, sino con las realidades. El voto a los 16 ha sido una bandera histórica. Pero debería ir acompañado de otras medidas; los jóvenes de 16 a 18 años no pueden ser delegados sindicales. En muchos casos no pueden armar centros de estudiantes, que deberán ser independientes: sin regulación del Estado. Los centros tienen que poder organizar la vida política de los estudiantes; y podrían invitar a todos los partidos en tiempos eleccionarios; lo mismo en una fábrica".

Burgos apoyó "la moción", con matices, y con un toque irónico: "Los partidos podrían financiar los centros de estudiantes. Al fin y al cabo, en Tucumán la única ley que hay en materia de financiamiento es la ley de la selva, la ley del más poderoso. El funcionamiento de la actividad partidaria es uno de los espacios donde la norma va por un lado y la realidad, por otra".

"Creo que se mezcla el objetivo del Centro de estudiantes con el partido político. Quiero que en las escuelas se discuta de todo; no que se discuta radicalismo; que si elige militar en el radicalismo, lo haga libremente", se sumó Elías de Pérez a la discusión.

En la rueda, sólo una voz se alzó en contra del debate político en la escuela. Fue la de Viña: "en Fuerza Republicana creemos que el joven sí tiene que participar en política; pero una vez que tocan el timbre de la escuela y sale. Me asusta esto de que la política haya llegado, inclusive, a los jardines de infantes".

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