30 Agosto 2011
LATIENDO BAJO LA TIERRA. El operativo duró una hora y participaron cinco voluntarios. IMAGENES DE VIDEO
Enterados del problema, pusieron todo de sí con una sola meta: rescatar a la víctima, sana y salva. Un grupo de al menos cinco bomberos voluntarios, de Yerba Buena, realizó un arriesgado operativo para salvar a un cachorro que había caído varios metros en un pozo, en una vivienda ubicada en Bélgica al 2.900.
De acuerdo a lo relatado por César Juárez, quien estuvo a cargo del rescate que se realizó el sábado pasado, una mujer que vende flores en esa cuadra llamó al destacamento, ubicado en Solano Vera y Cariola, y advirtió sobre la situación. Los bomberos se trasladaron y observaron el panorama: de un estrecho pozo en el jardín de la vivienda salían los aullidos del perro.
Con ese estrujado escenario y dado que ninguno de los rescatistas cabía por allí, fueron a buscar a Cristian Argañaraz, de 25 años, quien también colabora en el destacamento y es más delgado. "Un compañero llegó a mi casa y me avisó que había que rescatar un perro. Fui elegido por la estrechez del lugar", señaló, en diálogo con LA GACETA.
Luego de agrandar algunos centímetros el diámetro del agujero, equiparon a Algañaraz con arneses y elementos de seguridad, y lo bajaron. "El hecho de descender da miedo siempre, porque uno nunca sabe qué puede pasar. Pero con los entrenamientos, uno va superando eso", expresó.
Afortunadamente, el joven rescatista logró alcanzar al animal y segundos más tarde lo devolvió a la superficie, en perfectas condiciones. "Es gratificante. Salió contento y moviendo la cola. En un salvataje, los animales tienen prioridad como las personas", manifestó con un tono coloreado de orgullo por haber ayudado al pequeño can, que encontró una familia adoptiva. Todo el operativo fue grabado por los bomberos volutarios y luego compartido a través de Facebook y de YouTube. Los socorristas no pudieron establecer la profundidad del pozo, aunque estimaron que habría tenido unos cuatro metros. LA GACETA ©
De acuerdo a lo relatado por César Juárez, quien estuvo a cargo del rescate que se realizó el sábado pasado, una mujer que vende flores en esa cuadra llamó al destacamento, ubicado en Solano Vera y Cariola, y advirtió sobre la situación. Los bomberos se trasladaron y observaron el panorama: de un estrecho pozo en el jardín de la vivienda salían los aullidos del perro.
Con ese estrujado escenario y dado que ninguno de los rescatistas cabía por allí, fueron a buscar a Cristian Argañaraz, de 25 años, quien también colabora en el destacamento y es más delgado. "Un compañero llegó a mi casa y me avisó que había que rescatar un perro. Fui elegido por la estrechez del lugar", señaló, en diálogo con LA GACETA.
Luego de agrandar algunos centímetros el diámetro del agujero, equiparon a Algañaraz con arneses y elementos de seguridad, y lo bajaron. "El hecho de descender da miedo siempre, porque uno nunca sabe qué puede pasar. Pero con los entrenamientos, uno va superando eso", expresó.
Afortunadamente, el joven rescatista logró alcanzar al animal y segundos más tarde lo devolvió a la superficie, en perfectas condiciones. "Es gratificante. Salió contento y moviendo la cola. En un salvataje, los animales tienen prioridad como las personas", manifestó con un tono coloreado de orgullo por haber ayudado al pequeño can, que encontró una familia adoptiva. Todo el operativo fue grabado por los bomberos volutarios y luego compartido a través de Facebook y de YouTube. Los socorristas no pudieron establecer la profundidad del pozo, aunque estimaron que habría tenido unos cuatro metros. LA GACETA ©
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