Enfriando la guerra

Enfriando la guerra

Las continuas fricciones entre los ministros Jaldo y Jiménez obligaron al gobernador a intervenir. Un revés en la elección de UTA acabó con la carrera gremial y política del secretario de Trabajo. Amaya hizo historia

El escenario se volvió complejo para el alperovichismo por diferentes causas. Algunas, acaso las más gravitantes, se gestan fuera del ámbito tucumano. Otras, adentro. La política experimenta mutaciones continuas desde la muerte de Néstor Kirchner. Con todo, la Casa Rosada conserva las llaves de la caja estatal. Si no se aprueba el proyecto de presupuesto 2011, contará con el de 2010, que ha usado con discrecionalidad. El 82% móvil para los jubilados se mantendrá en el limbo en ese caso.

Poderoso caballero, don Dinero, reza un viejo poema del escritor español del siglo XVII, Francisco de Quevedo. El oficialismo, sin su principal mentor Néstor Kirchner, apretó las clavijas. Los radicales y el macrismo sufrieron las consecuencias. Cada vez que surgen estas polémicas, se habla de los partidos con responsabilidad de gobierno, de los que están en el llano. Los de la primera categoría necesitan del dinero contante y sonante para administrar como los sedientos del agua en el desierto. Los otros controlan y pegan.

La UCR mezcla ambas calidades, por lo que es terreno propicio para las extorsiones presupuestarias. Catamarca es un paradigma en ese sentido. El senador Oscar Castillo faltó a la votación de la ley del 82% móvil, pese a que estaba en Buenos Aires. El miércoles, en Diputados, los radicales Pedro Molas y Mariana Veaute brillaron por su ausencia. Norah Castaldo, correligionaria de estos, no dudó en atribuirle al gobernador Eduardo Brizuela del Moral, la ausencia de los dos catamarqueños. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, se ocupó de Brizuela del Moral, como de otros mandatarios, entre ellos Mauricio Macri.

La oposición del radicalismo está tensionada entre los más duros y los conciliadores con el Gobierno. Sobre esa ambigüedad estratégica, cabalgó Elisa Carrió (Coalición Cívica) para recuperar presencia estelar en contra del establishment en una madrugada afiebrada. Metió a peronistas y radicales en la misma bolsa. La Cámara de Diputados quedó envuelta en un manto de sospecha, tras el cruce de denuncias de sobornos (la Banelco de Cristina, según Carrió).

Estas y vueltas discursivas no tapan la cuestión de fondo: persiste la quiebra del federalismo fiscal. La Presidenta administrará a su antojo los dineros del Estado en un año electoral, con hijos y entenados. Las esquirlas del escándalo en Diputados no rozan a Alperovich, porque temprano avisó que sus representantes votarán todo lo que pida Cristina Fernández. Stella Maris Córdoba va autónomamente por ese mismo carril, pero todos suman para la Presidenta.

Enredos propios

El salteño Juan Manuel Urtubey le endilgó el sambenito de candidato a vicepresidente a su anfitrión Alperovich, que rápidamente se bajó de ese podio. Insistió en que su meta es la re-reelección en agosto de 2011.

Urtubey acomodó el tablero para ser reelecto en abril con una coalición que incluyó a radicales y macristas -el PRO salteño fue intervenido con el abogado tucumano Alejandro Avila Gallo-. Tendrá tiempo desde entonces para especular con lo que pase en el peronismo nacional.

La elección de agosto le recorta tiempo de maniobra al gobernador, a quien la muerte de Néstor Kirchner le privó de un interlocutor de máximo poder. Ahora debe concentrarse en consolidar su estructura. Desde que se desató la guerra de todos contra todos, las ambiciones afloraron crudamente.

La pelea entre los ministros de Gobierno, Edmundo Jiménez, y del Interior, Osvaldo Jaldo, que es apoyado por el senador Sergio Mansilla, alcanzó tal intensidad, que -dicen- obligó a intervenir al propio Alperovich. La puja por las candidaturas sacudió al oficialismo y reveló que las bancas legislativas de las tres secciones son un semillero de discordias. Al día siguiente del choque entre ministros, Alperovich les reclamó a los intendentes que trabajen y abandonen las pujas por espacios.

El enfrentamiento entre Aldo Salomón -hombre de Jaldo- y Julio Silman por la postulación a intendente alcanzó picos de belicismo llamativos, alterando el pulso de la Casa de Gobierno. Alperovich afirmó que apoyará a ambos, definición que algunos interpretan que sería aplicable a situaciones similares.

En medio de esa tensión interna, recrudecen las versiones de resistencia a la propuesta de Juan Luis Manzur a la vicegobernación. La ausencia del minitro de Salud Pública del teatro de operaciones alimenta las conspiraciones que, además, son fruto del anuncio adelantado de las candidaturas.

Con el pie afuera

La derrota decidió el final de la carrera política y sindical de Roberto Jiménez, tras su derrota en las elecciones de UTA. El secretario de Trabajo tiene las horas contadas en el gabinete de Alperovich, a quien acompañó desde 2003. No pudo nunca concretar una CGT afín al Gobierno y pagó el precio de ser juez y parte en el mundo laboral. No se puede actuar como funcionario y como sindicalista al mismo tiempo.

Como él mismo reconoció, perdió porque algunas cosas hizo mal. La inflación y el trabajo en negro son dos mochilas pesadas que cargará sobre sus espaldas el sucesor de Jiménez. En realidad, ambas cargas le tocan también a Alperovich. Ayer mismo emisarios gubernamentales empezaron la exploración de los posibles reemplazantes del secretario de Trabajo. En las filas gremiales no hay mucho ánimo para ocupar una plaza que quema por la dura realidad socioeconómica de estos meses. El verano será largo y económicamente duro para los sectores de ingresos fijos, entre ellos los empleados estatales.

Ofensiva que no cesa

El intendente Domingo Amaya pasará a la historia por haber encabezado la ofensiva de bautizo de calles con el nombre de Kirchner. Se fue a Estados Unidos, pero la ofensiva en contra del ex presidente Julio Argentino Roca está latente. Al tucumano lo maltratan sus comprovincianos que desempeñan funciones públicas. De proseguir esta acción política, a nadie debería sorprender que en el futuro se elimine totalmente de las calles de esta ciudad la memoria de Roca. En Concepción, el intendente Osvaldo Morelli ( Participación Cívica) hace malabarismos para congelar la ofensiva de los concejales justicialistas en favor del bautizo con el apellido Néstor Kirchner. Las cosas le salieron bien, pero el peronismo no le perdona las acrobacias políticas. Alperovich protege a Morelli, pero la ola de glorificación del ex presidente es muy potente. Es una ofensiva que no cesa en el territorio nacional.

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