Festejar un gol es todo un arte

Festejar un gol es todo un arte

De Islandia a Tucumán hay mil formas de celebrar.

Stjarnan FC es la revelación del fútbol internacional. El equipo aún no ganó nada ni marcó récord alguno. Apenas marcha séptimo en el torneo de Primera división de Islandia, que no figura ni entre las 100 ligas más importantes del mundo. Está muy lejos de clasificarse a una copa europea, pero muchos hablan de ellos porque ponen en práctica insólitos festejos que se ven una y otra vez gracias a internet.

En Garoabae, la ciudad de donde es originario el club que cumplirá 50 años el 30 de noviembre, agradecen las locuras de los jugadores porque los sacó del ostracismo. Hasta el momento los islandeses pusieron en práctica varias celebraciones insólitas. Entre otras, se destacan "El parto" (simulan un nacimiento con la pelota), "El vals" (bailan entre ellos), "Rambo" (uno golpea y mata a sus compañeros), "La orquesta" (en fila marchan tocando un instrumento) y "El muñeco de cuerda" (un jugador corre y se queda quieto y otro le da cuerda). El último fue "El inodoro humano".

Sin embargo, "El pescador" es la coreografía más festejada que pergeñaron los jugadores de Stjarnan en lo que va del año. El delantero Halldor Orri Björnsson fue el inventor de esta puesta en escena que sorprendió al mundo futbolístico y que en internet fue caratulada como la mejor celebración de todos los tiempos.

El atacante, después de marcar con un lujo un penal, simula hacer un lanzamiento con una caña de pescar. A los segundos captura una pieza que es nada menos que su compañero Johann Laxdal, a quien llaman "Lax" (en islandés significa salmón). Cuando lo recoge, varios de sus compañeros lo levantan en andas y otro les toma una fotografía.

Estilos y algo más

Sobre festejos no hay nada escrito, pero algunos quedarán grabados para siempre. El "Topo Gigio" de Juan Román Riquelme; el "matador" de Marcelo Salas, el "avioncito" de Sebastián Rambert y el inflador de Claudio "El Piojo" López son festejos argentinos que se exportaron a todo el mundo.

A nivel internacional se llevan los laureles el beso del anillo de Raúl, el arrorró de Bebeto en el Mundial de Estados Unidos 1994 y la sana costumbre de Eric Cantona de saltar a las tribunas para festejar sus conquistas con los fanáticos de Manchester United.

En esta tierras fue inolvidable el "fantasma" de Miguel "Tigre" Amaya en San Martín. Matías Urbano también hizo su famoso "pesacadito" durante su paso por La Ciudadela. Mauro Amato dejó su huella en Atlético. Cada vez que anotaba un tanto se levantaba la casaca para mostrar una camiseta de algún grupo de rock o para dedicárselo a un amigo, mientras su mujer, Cecilia, lo fotografiaba.

Los árbitros, respetando las reglas y recomendaciones de la FIFA, se cansaron de expulsar jugadores por festejar goles, pero hubo situaciones insólitas. Carlos Tevez imitó a una gallina en una semifinal de la Copa Libertadores en la cancha de River, cuando sólo había hinchas locales, y dejó a su equipo con 10 hombres.

En La Ciudadela, Germán Cáceres vio la segunda amarilla por hacerse "lustrar" el botín con un auxiliar del "santo" después de anotar un tanto.

La cinematográfica carrera de Martín Palermo tuvo un capítulo negro por culpa de un festejo. Luciendo la camiseta del Villarreal se acercó a un muro para celebrar con un grupo de simpatizantes. La pared cedió y terminó fracturándose el tobillo derecho, lesión que lo mantuvo alejado durante varios meses de la actividad.

Eso sí: más allá de las desgracias, los islandeses prometen seguir aportando alegrías.

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