La historia juega en contra del impuesto inflacionario

La historia juega en contra del impuesto inflacionario

El experto realizó un repaso sobre los problemas que llevaron a que la Argentina termine con procesos inflacionarios graves. Si bien no traza un horizonte oscuro para el país, advierte que preocupa que al Gobierno no le moleste el alza en los precios.

EN LA GACETA. Fanelli visitó nuestro diario y luego disertó en el marco de la Semana de la Ingeniería. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ EN LA GACETA. Fanelli visitó nuestro diario y luego disertó en el marco de la Semana de la Ingeniería. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ
13 Junio 2010
Respetuoso en su discurso, aséptico en sus conceptos y cuidando que se entiendan sus palabras como un estudioso de las ciencias económicas y no de las ideologías, el doctor en Economía José María Fanelli advierte en la inflación el principal inconveniente que evidencia el modelo argentino.

Fanelli disertó en Tucumán sobre "La Argentina ante la crisis internacional: fortalezas y debilidades", en el marco de la Semana de la Ingeniería 2010 y con el auspicio de Osde. En una charla con LA GACETA, el investigador titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) realizó un repaso histórico y técnico sobre la inflación y su efecto en el país.

"El principal desafío que tiene la economía argentina es, sin dudas, la tasa de inflación. Es un problema que considero importante, no solamente en el corto plazo, sino también en el largo. Esto, porque tenemos una economía con una tasa de inflación histórica relativamente baja; nuestros vecinos comerciales presentan tasas bajas de inflación. En ese marco, en la Argentina se aceleró significativamente y no se ve que haya muchas herramientas para manejarse en un contexto de inflación. Actualmente, estamos en un momento que diría es benigno, porque estacionalmente la inflación suele ser menos fuerte. Pero vamos a tener presiones importantes por la cuestión salarial y por la propia dinámica de la inflación más adelante", alerta el experto.

- ¿A qué responde la inflación alta en el país; a un problema monetario, de demanda?

- Uno de los problemas es que hubo varias cuestiones y todas apuntaron hacia el mismo lugar. Si se observa lo que ocurrió a fines de 2008 y en 2009, la inflación venía acelerándose y de pronto se frenó. La razón obvia fue la merma en el nivel de actividad. Pero cuando se reanima, como ahora, la inflación vuelve a apuntar al 25% o al 30% anual. Si uno repasa las causas normales de la aceleración de inflación se topa, en primer término, con presión de la demanda, porque el gasto público está alto y el sector privado se reactivó. Con otros determinantes de la inflación, como por ejemplo el empuje de los costos, tenemos aumentos salariales muy significativos, que no necesariamente serán en lo real, pero si en lo nominal, que influye en la inflación. Otro elemento importante que acelera la inflación en el país es la variación del tipo de cambio. Este factor juega claramente a favor de frenar el alza de precios porque no se está moviendo, pero el problema es que hay una variable yendo al 2% de inflación y otra yendo al 25%. Por eso lo veo como un problema.

- ¿Es un problema con salida viable, de corto plazo?

- Lo que sucede es que el diagnóstico que yo expreso no coincide en término de prioridades con el del Gobierno, por lo menos si uno se atiene a lo que ve. Para un sector del Gobierno no existe y para otros quizás hay preocupación por el alza de precios, pero no se ve que se haga algo en lo real. Desde el punto de vista monetario, la inflación no está impulsada por la política actual (del Banco Central), pero tampoco estamos viendo que la moneda se maneje de una manera que muestre que al Gobierno le importa la inflación.

- ¿Cree que al Gobierno no le importa porque utiliza la inflación como una herramienta recaudatoria?

- La política del Gobierno es incentivar la demanda y no preocuparse por la inflación. No quiero faltarle el respeto al Gobierno, pero me expreso no desde un término subjetivo, sino objetivo de política económica. No se ve objetivamente una intención de frenar la inflación. Me considero un estudioso de la inflación y lo que aprendemos es que es un fenómeno que primero se motoriza y luego se autonomiza. Nos costó mucho desactivar el proceso inflacionario que se acumuló desde la década del 50 y que terminó en una hiperinflación en los 90. No digo que ahora terminaremos así, pero cuando el Gobierno comienza a financiarse con ello y con el aumento del gasto público es peligroso. Si quiere incentivar el gasto público está bien, pero debe decir con qué impuesto se va a financiar. Si la inflación sigue a estas tasas -que no son alarmantes en lo inmediato- lo que dice la historia es que no se queda en esos niveles, sino que se aceleran o desaceleran en función de shock. Si la política del Gobierno es financiarse con un impuesto inflacionario, la historia argentina le juega en contra.

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