Mayo de 2010 vive sus propias revoluciones. Si por revolución se entiende aquello que cambia el estado de las cosas, hay señales de que el mundo adulto se está viendo obligado a revisar normas sociales y criterios de autoridad que llevan siglos. Los escenarios que exhiben esas huellas de cambio son múltiples, y se manifiestan tanto en las prácticas político sociales como en el fenomenal mundo ya no tan virtual de las redes sociales. Es hora de tomar nota, como se le ha escuchado repetir esta semana al ministro de educación , Alberto Sileoni.
Escenario uno: el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Tucumán, la semana pasada, durante la visita de Sileoni, y de su gabinete, se pobló de alumnos de colegios- mayoritariamente estatales- que habían sido invitados a compartir un mano a mano con los conductores de las políticas educativas. Por más de una hora, para nada intimidados por el clima "versallesco" del salón blanco ni por las jerarquías institucionales, más de 200 alumnos preguntaron y reclamaron sin red. "Señor ministro, entendemos que la excesiva cantidad de mesas de exámenes fomenta la vagancia; que se premia al que no se esfuerza", descerrajó una alumna, que cosechó fuertes aplausos de la tribuna. Igual adhesión logró el planteo de que se otorguen becas por mérito académico, y no por necesidades económicas.
Sileoni, que es un docente nato, convirtió en diálogo lo que podría haber sido una pulseada: si bien defendió la consigna institucional de "ejercitar una política de inclusión, por sobre todas las cosa, sin que ellos implique resignar calidad educativa", admitió la necesidad de "tomar nota" de ese cuestionamiento. El ministro echó mano al método socrático para persuadir a los díscolos de que, al fin y al cabo, si uno estudia, lo hace para sí, y no para competir con sus pares. Se sospecha que los reivindicadores del "mérito" no quedaron muy convencidos de las bondades de la Teoría de la Cooperación, que postula que ganan más aquellos que cooperan que aquellos que se guían por fines egoístas.
Hubo otros reclamos por cuestiones más tangibles, como el de alumnos de escuelas técnicas que se quejaron por la falta de elementos de seguridad en sus talleres. Eso motivó la intervención de la titular de Instituto Nacional de Educación Técnica (INET), María Inés Almandoz. La funcionaria enfatizó que esa situación, de ser cierta, no es admisible, porque hay programas nacionales de financiamiento para las escuelas técnicas, para estimular la formación en oficios, que en los últimos años estaban en riesgo de extinción.
Sileoni, que vino a Tucumán para la entrega de netbooks a las escuelas técnicas, admitió que "las cosas no pueden cambian de raíz en tres años".
Por esos claroscuros que muestra la realidad, en la misma semana en la que los alumnos de las técnicas recibían sus compus, LA GACETA se hacía eco de la dramática situación que padece la escuela agrotécnica de Amaicha del Valle, tanto por deficiencias edilicias como administrativas. Los denunciantes de esa situación fueron los mismos docentes del establecimiento; dijeron que el problema es de larga data; y aunque reconocieron que la ministra de Educación, Silvia Rojkés, ya tomó cartas en el asunto, siguen esperando un corte final al litigio, en el cual se involucra a docentes que, en simultáneo, "enseñaban" a tiempo completo en la escuela de Amaicha y en la de la vecina ciudad de Santa María.
Huelga decir que las imágenes que hace dos domingos aparecieron en LA GACETA; de chicos tomando clase en "aulas" de la escuela de Amaicha que remiten a las escuelas - rancho, desentonan con la bienvenida apuesta oficial a modernizar el sistema educativo.
Escenario dos: el espacio virtual de Internet, como la nueva plaza pública de millones de jóvenes de todo el mundo. El detonante había estallado a fines del mes pasado, en Mendoza, donde alumnos convocaron a través de Internet a un "faltazo" colectivo. La mecha que encendió la convocatoria por Facebook disparó chispas a diestra y siniestra. La convocatoria a una "megayuta" para el 28 de mayo tuvo sus sorpresas: acá nomás, en Monteros, alumnos del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal explicitaron su rechazo a la medida: "no le vemos sentido", sentenciaron. Y en Mendoza, donde nació la idea del faltazo, otro grupo usó Facebook propiciando "asistencia perfecta" para festejar el Día del Himno, el martes pasado. Y casi lo lograron, a no ser por algún enfermo que les aguó la apuesta.
También en la provincia cordillerana, un juez decidió fijar límites a la red social , al determinar el "cese de los grupos creados o por crearse" por parte de menores de 18 años, para frenar la oleada de "rateadas" masivas. En consonancia con una presentación del Inadi, el dictamen del magistrado mendocino va más allá del ámbito educativo; también exige desactivar todas las iniciativas que los chicos armen en su plataforma virtual y que puedan significar un daño para ellos o para terceros. Las redes sociales ya se han convertido en razón de Estado. Y tanto, que el miércoles, en Buenos Aires, los ministros de Educación de todas las provincias discutieron el "tema Facebook". Una revolución de Mayo en la que la tecnología es apenas la mecha que enciende la chispa.
Escenario uno: el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Tucumán, la semana pasada, durante la visita de Sileoni, y de su gabinete, se pobló de alumnos de colegios- mayoritariamente estatales- que habían sido invitados a compartir un mano a mano con los conductores de las políticas educativas. Por más de una hora, para nada intimidados por el clima "versallesco" del salón blanco ni por las jerarquías institucionales, más de 200 alumnos preguntaron y reclamaron sin red. "Señor ministro, entendemos que la excesiva cantidad de mesas de exámenes fomenta la vagancia; que se premia al que no se esfuerza", descerrajó una alumna, que cosechó fuertes aplausos de la tribuna. Igual adhesión logró el planteo de que se otorguen becas por mérito académico, y no por necesidades económicas.
Sileoni, que es un docente nato, convirtió en diálogo lo que podría haber sido una pulseada: si bien defendió la consigna institucional de "ejercitar una política de inclusión, por sobre todas las cosa, sin que ellos implique resignar calidad educativa", admitió la necesidad de "tomar nota" de ese cuestionamiento. El ministro echó mano al método socrático para persuadir a los díscolos de que, al fin y al cabo, si uno estudia, lo hace para sí, y no para competir con sus pares. Se sospecha que los reivindicadores del "mérito" no quedaron muy convencidos de las bondades de la Teoría de la Cooperación, que postula que ganan más aquellos que cooperan que aquellos que se guían por fines egoístas.
Hubo otros reclamos por cuestiones más tangibles, como el de alumnos de escuelas técnicas que se quejaron por la falta de elementos de seguridad en sus talleres. Eso motivó la intervención de la titular de Instituto Nacional de Educación Técnica (INET), María Inés Almandoz. La funcionaria enfatizó que esa situación, de ser cierta, no es admisible, porque hay programas nacionales de financiamiento para las escuelas técnicas, para estimular la formación en oficios, que en los últimos años estaban en riesgo de extinción.
Sileoni, que vino a Tucumán para la entrega de netbooks a las escuelas técnicas, admitió que "las cosas no pueden cambian de raíz en tres años".
Por esos claroscuros que muestra la realidad, en la misma semana en la que los alumnos de las técnicas recibían sus compus, LA GACETA se hacía eco de la dramática situación que padece la escuela agrotécnica de Amaicha del Valle, tanto por deficiencias edilicias como administrativas. Los denunciantes de esa situación fueron los mismos docentes del establecimiento; dijeron que el problema es de larga data; y aunque reconocieron que la ministra de Educación, Silvia Rojkés, ya tomó cartas en el asunto, siguen esperando un corte final al litigio, en el cual se involucra a docentes que, en simultáneo, "enseñaban" a tiempo completo en la escuela de Amaicha y en la de la vecina ciudad de Santa María.
Huelga decir que las imágenes que hace dos domingos aparecieron en LA GACETA; de chicos tomando clase en "aulas" de la escuela de Amaicha que remiten a las escuelas - rancho, desentonan con la bienvenida apuesta oficial a modernizar el sistema educativo.
Escenario dos: el espacio virtual de Internet, como la nueva plaza pública de millones de jóvenes de todo el mundo. El detonante había estallado a fines del mes pasado, en Mendoza, donde alumnos convocaron a través de Internet a un "faltazo" colectivo. La mecha que encendió la convocatoria por Facebook disparó chispas a diestra y siniestra. La convocatoria a una "megayuta" para el 28 de mayo tuvo sus sorpresas: acá nomás, en Monteros, alumnos del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal explicitaron su rechazo a la medida: "no le vemos sentido", sentenciaron. Y en Mendoza, donde nació la idea del faltazo, otro grupo usó Facebook propiciando "asistencia perfecta" para festejar el Día del Himno, el martes pasado. Y casi lo lograron, a no ser por algún enfermo que les aguó la apuesta.
También en la provincia cordillerana, un juez decidió fijar límites a la red social , al determinar el "cese de los grupos creados o por crearse" por parte de menores de 18 años, para frenar la oleada de "rateadas" masivas. En consonancia con una presentación del Inadi, el dictamen del magistrado mendocino va más allá del ámbito educativo; también exige desactivar todas las iniciativas que los chicos armen en su plataforma virtual y que puedan significar un daño para ellos o para terceros. Las redes sociales ya se han convertido en razón de Estado. Y tanto, que el miércoles, en Buenos Aires, los ministros de Educación de todas las provincias discutieron el "tema Facebook". Una revolución de Mayo en la que la tecnología es apenas la mecha que enciende la chispa.








