En Monteros aman a los gatos y en Lules prefieren los perros

"Dime dónde vives y te diré qué mascota tienes". Cada pueblo de Tucumán parece tener predilección por algún tipo de animal. Las poblaciones del Sur, como las de Lules y Famaillá, aman a los perros mestizos, sean chicos o grandes, por encima de los gatos. Pero en Monteros es al revés. Allí los felinos tienen absoluta preferencia por sobre los canes; "y no es raro ver a alguien paseando con su gatito dentro de una canasta", observa la veterinaria Rosandra Molina.
En Simoca, ni uno ni otro despiertan tanta ternura como los loros y las catitas, con su vivaracho parloteo. Pero para los vecinos de La Cocha, donde prosperan los microemprendimientos de granja, no hay como los conejos y las gallinas.
En el Día del Animal, que se celebra hoy, organizaciones y veterinarias realizarán distintos actos. Se harán campañas de vacunación y desparasitación gratuitas; concursos y charlas de concientización sobre la "tenencia responsable". En las escuelas se recordará la fecha, instaurada en homenaje a Ignacio Lucas Albarracín, fundador de la Sociedad Argentina Protectora de Animales, junto a Domingo Faustino Sarmiento. Albarracín, fallecido el 29 de abril de 1926, promovió la sanción de la Ley Nº 2.786, de protección de animales.
En sus "vacaciones solidarias" por el interior de la provincia, la veterinaria Rosandra Molina fue recogiendo, a lo largo de 11 años, una caracterología que le permitió trazar una radiografía de las preferencias de los tucumanos en cuanto a mascotas. "En Trancas, población tambera por excelencia, mucha gente cría ovejas y corderitos en sus casas", observa. Las costumbres cambian en las ciudades. En Yerba Buena, con grandes residencias, los vecinos optan por perros guardianes, de gran porte. Y en la ciudad, los perros de raza son los predilectos.
El veterinario Joaquín López Isla reconoce un notorio avance del gato como mascota ideal para las personas que viven en departamento. Consumen menos alimento, son más baratos de mantener, viven en espacios reducidos y no necesitan que los saquen a pasear, como ocurre con el perro.

Un esnobismo
Sin embargo, no es lo mismo tener en casa un loro o una gallina que una culebra. "Hay personas que compran una iguana cuando es chiquita sin tener en cuenta que después crece y termina bajo la cama, mordiendo a todos. Lo mismo ocurre con culebras y monos. No son domésticos y sufren mucho cuando se los saca de su hábitat. Es un esnobismo muchas veces por falta de información", opina Molina.