12 Enero 2009
MARCHA. Niños palestinos, en una protesta contra el cese de la ofensiva israelí en Gaza. REUTERS
TEL AVIV, Israel/GAZA, Palestina.- Lejos de aliviar la presión militar sobre la franja de Gaza, Israel reforzó su presencia con el envío de reservistas a las posiciones que mantiene dentro del territorio palestino. No obstante, los altos mandos negaron que este despligue suponga una tercera fase de la llamada operación Plomo Fundido, que consistiría en penetrar entre la población para acabar con los milicianos de Hamás uno a uno.
Mark Regev -portavoz del primer ministro israelí, Ehud Olmert- confirmó la entrada de los reservistas. Así las cosas, por el momento no se atisba un alto el fuego, pese a los esfuerzos diplomáticos por poner en marcha un plan egipcio esbozado la semana pasada y que fue rechazado por los hebreos y por Hamás.
Sin embargo, el primer ministro israelí dijo que la operación está "cerca de alcanzar los objetivos" marcados a su comienzo. Durante las primeras horas de hoy, los ataques israelíes se cobraron las vidas de un miliciano y de cuatro civiles, según fuentes médicas palestinas. La cifra de fallecidos por la operación se acerca ya a los 900, casi todos ellos palestinos.
En resumen, Israel deja entrever el posible fin de su ofensiva, pero moviliza nuevos efectivos para seguir la guerra contra el grupo islamita Hamas, que parece debilitado militarmente pero decidido a luchar, apostando al factor tiempo para demostrar su resistencia.
"La batalla continúa y durará hasta que Israel decida que se reúnen las condiciones que garantizan el regreso a la calma", declaró hoy a los periodistas el secretario general del Gobierno, Ovad Yehezkel. "No se sabe cuánto tiempo va a durar esta situación", añadió.
"Esa incertidumbre puede proceder tanto de las divergencias en el seno del Estado como de la voluntad de mantener el misterio y de sorprender al adversario, como sucedió con el inicio de la ofensiva, el 27 de diciembre", explicó, por su parte, el experto en estrategia y general de reserva, Shlomo Brom. (AFP-NA-Especial)
Mark Regev -portavoz del primer ministro israelí, Ehud Olmert- confirmó la entrada de los reservistas. Así las cosas, por el momento no se atisba un alto el fuego, pese a los esfuerzos diplomáticos por poner en marcha un plan egipcio esbozado la semana pasada y que fue rechazado por los hebreos y por Hamás.
Sin embargo, el primer ministro israelí dijo que la operación está "cerca de alcanzar los objetivos" marcados a su comienzo. Durante las primeras horas de hoy, los ataques israelíes se cobraron las vidas de un miliciano y de cuatro civiles, según fuentes médicas palestinas. La cifra de fallecidos por la operación se acerca ya a los 900, casi todos ellos palestinos.
En resumen, Israel deja entrever el posible fin de su ofensiva, pero moviliza nuevos efectivos para seguir la guerra contra el grupo islamita Hamas, que parece debilitado militarmente pero decidido a luchar, apostando al factor tiempo para demostrar su resistencia.
"La batalla continúa y durará hasta que Israel decida que se reúnen las condiciones que garantizan el regreso a la calma", declaró hoy a los periodistas el secretario general del Gobierno, Ovad Yehezkel. "No se sabe cuánto tiempo va a durar esta situación", añadió.
"Esa incertidumbre puede proceder tanto de las divergencias en el seno del Estado como de la voluntad de mantener el misterio y de sorprender al adversario, como sucedió con el inicio de la ofensiva, el 27 de diciembre", explicó, por su parte, el experto en estrategia y general de reserva, Shlomo Brom. (AFP-NA-Especial)
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