"El país sigue gozando de una suerte infernal"

"El país sigue gozando de una suerte infernal"

Según el economista Ricardo Arriazu, la suba de precios internacionales es buena para la Argentina, pero los problemas internos se acumulan.

PRONOSTICO. Arriazu advirtió hace dos años sobre un cambio de ciclo. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI PRONOSTICO. Arriazu advirtió hace dos años sobre un cambio de ciclo. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
23 Marzo 2008
Ricardo Arriazu hoy no tiene dudas de que Estados Unidos está en recesión, pero que a fines del tercer trimestre de este año volverá a crecer. Mientras EE UU exporta y contagia la recesión a Europa y a algunos mercados asiáticos con la depreciación del dólar y con la posible caída del comercio internacional, el economista tucumano cree que, en el corto plazo, la Argentina no sufrirá esos efectos.
Ex director ejecutivo alterno del Fondo Monetario Internacional (FMI), Arriazu llegó ayer a esta ciudad para disertar el martes sobre el escenario internacional, en una charla organizada por la Fundación del Tucumán, del que es asesor ad-honorem. En una entrevista concedida a LA GACETA, el experto -que hace dos años advirtió sobre un cambio en el ciclo económico que derivó en la crisis de EE UU- indicó que, paradójicamente, las turbulencias internacionales favorecerán en el corto plazo a la Argentina por el aumento de precio de las materias primas.

-Y un día llegó el cambio del ciclo económico y el ajuste en la economía del planeta...
-Se dio y se está dando, pero por demorar medidas fue un ajuste más fuerte. En lugar de un soft landing (aterrizaje suave, cuando la tasa de crecimiento puede servir para evitar una recesión, pero no para impedir la suba de la inflación y de la tasa de interés) es un hard landing (aterrizaje brusco). Estados Unidos está en recesión y aún no terminó el ciclo. Los precios internacionales, en lugar de bajar, subieron. Creo que se armó una nueva burbuja. Antes fue la del mercado inmobiliario; ahora la del mercado de materias primas que, inevitablemente, hará caer los precios.

-¿La Argentina tiene el blindaje suficiente como para hacer frente a las turbulencias?
-No, no. Blindado no hay nadie, pero habrá desaceleración, aunque dudo que haya crisis masiva de balanzas de pago en los países de la región. La Argentina está muy beneficiada por el aumento del precio de las materias primas. Si uno toma el valor de fines de febrero y lo compara con igual mes de 2007 y el precio se mantuviera, el país recibiría U$S 9.000 millones más, poco más de tres puntos del PBI. Ese dinero se lo reparten el Gobierno con las retenciones, que mejoran las cuentas públicas, los productores y la balanza comercial. Aunque caigan los precios es tan grande el beneficio que no se producirá una crisis inminente, a menos que el Gobierno expanda el gasto de una manera loca.

-Existe una sensación generalizada de que con las reservas internacionales, el superávit fiscal y la balanza comercial hay autonomía de vuelo para afrontar la crisis externa...
-Los U$S 50.000 millones de reservas guardadas no son contra un superávit fiscal; es contra una emisión de deuda de corto plazo. Por lo tanto, ese dinero me asegura sólo el corto plazo ante un cambio de humor en la economía, pero no es plata que yo tenga guardada. Es cierto que hay un superávit primario, pero en 2007 el superávit global fue muy chico y falta saber las cifras de las provincias. Es cierto que tengo un superávit comercial, dado los precios internacionales, pero si estos fueran los de 2002, estaría en déficit. Mientras tenga precios altos, no necesariamente los actuales, estamos bien. No preveo una caída dramática de los precios internacionales. Veo una fuerte caída, pero no dramática.

-¿Cuáles pueden ser las debilidades de la economía argentina en este escenario?
-Los precios caerán en el corto plazo si se revalúa el dólar y cuando la gente tenga menos miedos a los activos financieros, pero sigue siendo cierto que hay poco stock de productos agrícolas. Eso hará que el precio siga siendo más alto que lo histórico y a este valor la gente planta hasta en las macetas. En algún momento aumentará la oferta justo cuando cae la demanda. Se recompone el stock y los precios caen más. Si eso pasa, si trabaja con esos precios, estamos en una situación difícil.

-¿Hacia dónde vamos?
-En el corto plazo, seguiremos gozando de una suerte infernal y tendremos un buen año. Pero los problemas se acumulan. Frente a otros momentos como este hay que ser más prudentes, parte por decisión propia; parte porque no nos prestan plata; pero los problemas se acumulan. Con poca inversión, no crece la capacidad productiva. Tal vez crezcamos menos, pero difícilmente, en el corto plazo, tengamos una recesión.

-Inquieta el mediano y largo plazo, con la acumulación de vencimientos de la deuda, un año electoral y la crisis energética...
-En la parte fiscal hay una gran mejora. Hasta hace poco se venía deteriorando, pero ahora es como que el Gobierno todos los ingresos que va recibiendo no lo está gastando. Es como si los estuviera acumulando y haciendo caja. No es malo, pero es claro que sí lo es si se lo toma como propietario de los recursos. En este escenario, hay que ser más cuidadoso, porque los problemas están allí.

-¿Se está tensando demasiado la cuerda entre el Gobierno y el campo por las retenciones?
-Esto no le sirve al país. En economía hay una ley de precio único que significa que el mismo precio sirve en todos lados medido en dólares. Cuando suben los precios internacionales, que son alimentos, teóricamente deben subir los precios locales. Pero como son alimentos, se trata de una medida impopular. A ningún Gobierno le gusta que suban los precios y, además, con estos precios sin retenciones, el campo ganaría mucho. Entonces, el Gobierno dice: yo quiero un instrumento que haga que no suban los precios y encima me sirva para quedarme con plata; eso son las retenciones, un pésimo instrumento histórico que desincentiva la producción.

-¿Cuál sería la solución?
-Buscar un esquema más equilibrado, en donde el campo tenga incentivos para producir y donde los subsidios a los productos agrícolas se los den a los más pobres; si es un subsidio, debe pasar por las cuentas fiscales y no a través de una retención. En este momento, la discusión se ha transformado en la vieja antinomia campo versus ciudad; se transformó en un problema político. El campo reaccionó porque considera que le están sacando todo el ingreso marginal. Y la gente se pregunta cómo vienen a protestar si andan en 4x4. Es cierto que el campo, en los últimos cuatro años, recibió importantes beneficios, pero hoy en día, con estas retenciones y con el aumento en los costos, no está tan claro que el campo pueda mantenerse. El último aumento de precios internacionales es puramente especulativo, pero esta semana comenzaron a bajar. Los precios van a caer y toda esta discusión con el campo bajará un poco, porque las retenciones bajarán solas, pero el campo estará más apretado. El Gobierno perderá recursos fiscales y todo lo extraordinario que tuvo en enero y febrero lo va a perder; habrá menos superávit de balanza comercial.

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