Se cumplen 50 años del secuestro de Fangio en Cuba

Se cumplen 50 años del secuestro de Fangio en Cuba

El múltiple campeón de automovilismo fue apresado en la isla en 1957 por el movimiento 26 de Julio, el grupo más importante de la revolución cubana.

23 Febrero 2008
BALCARCE, Buenos Aires.- Se cumplen hoy 50 años del secuestro de Juan Manuel Fangio en La Habana, Cuba, por el movimiento 26 de Julio, agrupación que buscó notoriedad ante la lucha que mantenía con el Gobierno de Fulgencio Batista.

Ese día se corría una carrera de Sport Prototipo que fue trágica pues el coche del piloto local Armando García Cifuentes embistió a un sector del público. Fangio fue liberado una vez finalizada la competencia sin haber sufrido daños.

Según el periodista cubano Félix Luis Vieyra, aquella noche del 23 de febrero de 1957, el "Chueco" en su visita a Cuba daría un vuelco fundamental de lo deportivo a lo político. Vivían los cubanos tiempos de definición. La isla entera, pero La Habana más que el resto, era un hervidero conspirativo y a la vez campo para las más ácidas controversias.

Cansados de la demagogia tradicional, una gran mayoría de cubanos apoyaba al Movimiento 26 de julio (M-26-7), cuyo modelo fundamental procedía de los jóvenes que cinco años atrás -justamente un 26 de julio- habían asaltado el cuartel Moncada en la oriental ciudad de Santiago de Cuba.

Por idea propia del dictador Batista habían sido organizadas unas carreras de automóviles para el 24 de febrero. Se trataba de conmemorar el Grito de Baire y recordar la independencia de Cuba en 1895.

El propósito primordial consistía en proyectar una imagen de tranquilidad en el país y la atracción principal sería Fangio, quien gozaba de suma popularidad en muchas latitudes.

Los combatientes miembros del M-26-7, que en la capital se hallaban bajo las órdenes de Faustino Pérez, destacado combatiente que luego del triunfo revolucionario ocuparía importantes cargos, entre ellos el de presidente de la Asamblea Nacional, habían elaborado diversos planes que posteriormente desecharían.

La figura de Fangio era también muy querida por ellos y el propósito era revertir los objetivos de la dictadura batistiana.
De este modo, en el ánimo de los futuros secuestradores no estaba el que el corredor sufriera daños físicos ni psíquicos. Así rechazaron, entre otras posibilidades, abordarlo a la salida de un programa de televisión y luego en un cóctel en el Hotel Nacional.

A las 8.50 de aquella noche de febrero de 1958, Fangio se vio encañonado de súbito por una pistola. Tanto él como sus acompañantes pensaron que se trataba de una broma. Por más que los tres miembros del M-26-7 encargados de la operación trataron de pasar inadvertidos, se creó un leve murmullo entre los presentes.

El balcarceño fue conducido al primer escondite planeado: un departamento en El Vedado, un barrio residencial cuyas edificaciones en su mayoría constituían las viviendas de la clase media alta de la ciudad.

Allí, brevemente, Faustino Pérez le ofreció disculpas y le explicó por qué Cuba no estaba "para fiestas". Al día siguiente, en la calle Norte, número 42, en el Nuevo Vedado -zona aún más suntuosa y segundo refugio escogido por el M-26-7-, Fangio departiría amablemente con sus captores, luego de haber consumido ya las horas más tensas.

Durante toda una jornada de charlas, Fangio se convencería de que, al menos, se hallaba en buenas manos. Aquellos jóvenes llenos de sueños -que habían utilizado una manera poco plausible en éste caso- podrían o no tener razón, pero indudablemente estaban guiados por sentimientos transparentes.

Sin embargo, esta parte del plan no se haría realidad. Un triste acontecimiento de última hora cambió todos los planes. Resultó que uno de los autos de carrera se había salido de la vía proyectándose contra la multitud, lo cual ocasionó seis muertos y treinta heridos.

Inmediatamente se intensificó el patrullaje policial en busca de Fangio y podía ocurrir que los agentes de la dictadura, a causa de la impotencia, aumentaran la indiscriminada crueldad que prodigaban a la población en los últimos tiempos. De esta manera se iniciaron las diligencias para la devolución del argentino.

En ellas participarían el conocido periodista cubano Carlos Lechuga y el embajador de Argentina. Este recibió a su famoso compatriota, de manos de los revolucionarios, al mediodía del 25 de febrero en un departamento de la calle 12, entre Tercera y Malecón, en El Vedado, lugar seleccionado previamente por el diplomático argentino para tan delicada operación. (DyN)

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