El oído humano tiene un límite para tolerar el ruido

El oído humano tiene un límite para tolerar el ruido

Contaminación acústica. Cuando se superan los niveles soportables, comienzan a a aparecer trastornos auditivos, sociales y nerviosos. La contaminación sonora no sólo es producto de la industria ni de las grandes ciudades. Ya existía en la antigua Roma.

FACTOR DE ESTRES. Los ruidos causados en las obras públicas generan alteraciones en la audición e irritabilidad en los habitantes de las ciudades. ARCHIVO LA GACETA / JOSE NUNO FACTOR DE ESTRES. Los ruidos causados en las obras públicas generan alteraciones en la audición e irritabilidad en los habitantes de las ciudades. ARCHIVO LA GACETA / JOSE NUNO
14 Junio 2006
Estrés, insomnio, falta de atención, irritabilidad nerviosa y alteraciones en la audición, son algunas de las consecuencias que pueden producir los ruidos molestos y sonidos de muy alto volumen. La contaminación sonora –que consiste en niveles y frecuencias de ruido poco saludable– no sólo está presente desde la Revolución Industrial y la urbanización de la población. Tampoco es una condición que caracteriza únicamente a las grandes ciudades.
Por el contrario, ya anduvo perturbando la vida cotidiana en las primeras civilizaciones. En un documento que emitió la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1999, llamado “Guías para el ruido urbano”, expresaba que “el ruido siempre ha sido un problema ambiental importante para el ser humano”. “En la antigua Roma existían normas para controlar el ruido emitido por las ruedas de hierro de los carros que golpeaban las piedras del pavimento y perturbaban el sueño de los romanos. En algunas ciudades de la Europa medieval no se permitía usar carruajes ni cabalgar durante la noche”.

Principales productores
Los principales productores de ruido molesto hoy son el transporte automotor y aéreo, las obras en construcción, los sistemas de audio de gran potencia y, en ambientes internos, los sistemas de ventilación, las máquinas de oficina y los artefactos electrodomésticos. La OMS preparó las mencionadas guías con el objetivo de generar conciencia en los países acerca de los trastornos de salud derivados por la contaminación sonora del ruido ambiental.

Etapas
El sentido de la audición capta un sonido, que comienza como una onda sonora que ingresa por el canal auditivo, vibra en el tímpano, continúa por el oído medio y llega al oído interno. Este último es en un ambiente líquido, cuyas paredes contienen cilias o vellosidades que se mueven de acuerdo a las señales auditivas, realizando un movimiento similar al de las algas dentro del agua. Este movimiento es el que permite traducir los sonidos escuchados en una señal nerviosa que interpreta el cerebro.
Aunque suele llamarse ruido a los sonidos no deseados, en realidad no hay diferencia entre uno y otro. Todas las señales audibles pueden afectar el aparato auditivo y lo suficientemente molestas como para resultar irritantes para el sistema nervioso, según su frecuencia y nivel de volumen.
La determinación nociva de los sonidos o ruidos no se realiza sencillamente a través de un sistema de medición –bajo o alto volumen–, sino que se determina de acuerdo a una serie de parámetros. Además del volumen, se determina el nivel de presión sonora, que corresponde a las vibraciones del aire que constituyen el sonido y también la permanencia en el tiempo. Los niveles de presión sonora se miden en decibeles (dB).
Otro parámetro que se toma en cuenta es la frecuencia, que se refiere al número de vibraciones por segundo en el aire a través del cual se propaga el sonido y se mide en hertz (Hz).

Sonidos aceptables
Los sonidos audibles para el ser humano son los que generalmente se encuentran dentro del rango de frecuencias 20 a 20.000 Hz.
Por otra parte, cuanto mayor es la potencia de un sonido, menor es el tiempo en que se puede soportar. De acuerdo al informe de la OMS, los sonidos soportables son aquellos que no superan los 80 dB. Por ejemplo, un susurro se encuentra en el orden de los 20 dB, un restaurante muy ruidoso tiene un nivel de 70 dB, un secador eléctrico de cabello, un reloj despertador y una fotocopiadora, cerca de los 80 dB.

Ambiental o permanente
Si se trata de sonido ambiental o permanente, se ha establecido una medida normal que no supere los 55 dB durante el día y 45 dB durante la noche. Los sonidos que generan mayor daño son los que superan los 100 dB, como el de un taladro neumático en la vía pública con 100 dB, si se escucha sostenidamente por más de dos horas. La bocina de un auto, que se encuentra en el umbral máximo soportable –llamado también umbral del dolor acústico– produce 120 dB. Un concierto de rock oscila entre los 90 y los 130 dB. En el primer caso puede escucharse hasta ocho horas seguidas, pero los que utilizan equipos de mayor potencia, con niveles que alcanzan los 130 decibeles, no deberían escucharse más de 4 minutos sostenidamente.
En cuanto a los auriculares, el informe de la OMS recomienda también que el nivel de sonido no supere los 85 dB durante una hora ininterrumpida de exposición.

La presión sonora afecta la salud a cualquier edad

En otro orden de mediciones, entre otras formas de clasificar y medir el ruido nocivo, se encuentra la categoría de impulso, que corresponde a sonidos fuertes repentinos, como los de una explosión de cualquier tipo, un bocinazo, golpes o señales intensas. En este caso, la presión sonora no debe exceder los 140 dB para adultos y 120 dB para niños.

Impacta en las cilias
Uno de los efectos más desfavorables son los trastornos en la audición. El volumen muy alto de sonidos –sea un martilleo o un concierto de Vivaldi– si se sostiene por períodos prolongados afecta las funciones de las cilias del oído interno. Con el tiempo el daño de estas células puede llevar a la pérdida gradual de la audición.
El primer síntoma de alerta lo ofrecen los zumbidos, que pueden aparecer por cortos períodos inicialmente. Es el momento de consultar con el especialista en oídos.
Otra señal que no hay que dejar pasar se da cuando se necesita hablar, escuchar música o televisión cada vez con más volumen, o cuando comienza a resultar difícil oír una conversación telefónica.

Interfiere en lo social
El ruido ambiental sostenido afecta socialmente al interferir en una conversación –como ocurre en locales públicos con música a volumen muy alto, o con ruido ambiental por mala acústica–, dando lugar a cambios de conducta. Los grupos más afectados en esta categoría son los ancianos –ya que por efecto natural del paso de los años la audición se reduce con la edad– y los niños que están aprendiendo a hablar y a leer.

Para poder dormir
Se considera que para poder dormir apropiadamente un sonido no debe exceder los 30 decibeles como ruido continuo de fondo, ni los 45 decibeles si es sorpresivo. El sueño interrumpido da lugar a cambios fisiológicos momentáneos que con el tiempo pueden afectar la salud: aparecen las arritmias cardíacas, el aumento del pulso, los cambios en la presión arterial, la vasoconstricción, la alteración en la profundidad del sueño, con los consecuentes efectos de fatiga y disminución del rendimiento, al día siguiente.





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