Fue una noche mágica, por todas las sensaciones que se vivieron en una velada que será inolvidable para los protagonistas que la vivieron.

Un 30 de enero de 1960, un grupo de muchachos que lo unía el amor por una camiseta escribieron una de las páginas más gloriosa de Atlético. En una tarde que no olvidarán jamás, se clasificaron campeones argentinos de clubes al derrotar por penales al seleccionado de Quequén en una definición para el infarto.

Para conmemorar tamaña obtención, la directiva de los “decanos” encabezada por Mario Leito agasajó a cinco integrantes de aquel recordado plantel que aún vive en la memoria de los que hoy peinan canas. La cita fue en un restaurant de la zona del parque 9 de Julio y estuvieron allí estuvieron presentes Gregorio García (86 años), Zoilo Gómez (81), Miguel Muñoz (81), Martín Canseco (80) y Hugo Ginel (80) quienes recordaron aquella notable epopeya.

“Goyo” García, que desde hace 60 años se encuentra radicado en Buenos Aires y que vino especialmente para ser homenajeado junto a sus ex compañeros, fue el arquero de aquel equipo que partió envuelto en muchas incógnita y regresó con toda la gloria. “Recuerdo que viajamos en un avión chico con destino a Mendoza para jugar el 24 de enero con Argentinos de esa ciudad, a quien le ganamos 2-1. Esto hizo que tuviéramos que ir en un micro Mercedes Benz 1.112, muy chico, hasta la ciudad de Bahía Blanca. Recorrimos 2.000 kilómetros en dos días. El 28 de enero jugamos con Sportivo Belgrano de San Francisco y le ganamos 2-1 en el estadio de Olimpo y conseguimos el pasaje a la final, que debía jugarse en Tres Arroyos contra el seleccionado de Quequén”, explicó no sin antes cruzar algunas chanzas con sus ex compañeros.

García recordó luego que los dirigentes acompañaron a la delegación y solicitaron a los organizadores del torneo que se postergara un día más la realización de la final, teniendo en cuenta el notable cansancio que arrastraba el plantel tucumano. Esa petición fue rechazada. El partido se disputó el 30. “Arrancamos bien, pues (José Rafael) Albrecht convirtió a los 6 minutos del primer tiempo, pero en el segundo tiempo, ellos nos empataron. Imagínense que esto nos llevó a jugar un suplementario de 30 minutos. Recuerdo que terminamos el partido con 10 hombres porque Ginel se lesionó. En ese tiempo, los penales lo pateaba un sólo jugador y como Albrecht no estaba entero físicamente, lo terminó pateando Canseco. Los convirtió a los cinco, mientras Carlos Ochoa desvió el cuarto penal, por lo que nos quedamos con el título. Fue la emoción más grande que viví dentro de una cancha de fútbol”, comentó el ex guardavalla que se inició en Sportivo y que en 1954 pasó al “Decano”.

FOTO TOMADA DE TWITTER.COM/ATOFICIAL

Para Ginel  esa consagración estuvo marcado por el notable esfuerzo de un plantel que tenía una enorme calidad, pero sobre todo una humildad para sobreponerse ante la adversidad que le tocó pasar en esa semana. “Siempre dije que tendría que volver a vivir otros 80 años para poder devolverle al fútbol todo lo que me dio. Las cosas que viví dentro de un campo de juego, luego me sirvieron para formarme como persona. Por eso, poder compartir esta cena con mis viejos compañeros es algo que no tiene precio y que siempre le voy agradecer a los directivos que se hayan acordado de nosotros”, dijo el “Olímpico” como lo recuerdan todos por su participación en las olimpiadas.

Canseco, que terminó siendo el héroe en aquella tarde memorable, vivió con enorme emoción el reencuentro con sus viejos compañeros, al que solo faltó Albrecht porque viene arrastrando un problema de salud. “Como no emocionarse, si uno por unas horas revive todo lo que esos tiempos vivió y que aún vive presente en nuestras memorias. Cuando Don Roberto Santillán me dijo que iba a ser el encargado de patear los penales, me embargó una tremenda responsabilidad, pero a la vez está confiado porque tenía el respaldo de mis compañeros. Por suerte, pude convertir todos los penales y contribuí para que regreso sea con una alegría desbordante”.