1) El cambio de actitud. No hay milagro sin sacrificio. El equipo abúlico que perdió por goleada con Croacia le dio paso a una formación solidaria. Si todos corren y van al piso para barrer, empezando por Messi, el efecto contagio se multiplica. A partir de ese compromiso se puede empezar a crecer.

2) La paz tan necesaria. Argentina está en pleno proceso de desintoxicación. Mascherano lo expresó ayer en las redes sociales, con un toque irónico. Si algo necesita el plantel, de acá el sábado, es enfocarse en el fútbol. No ha sido sencillo hasta el momento, porque el show del rumor es interminable…

3) Basta de conjeturas. Y quedó expresado en la viralización de ese instante en el que Sampaoli y Messi hablan del ingreso de Agüero. ¿Sampaoli le está pidiendo permiso para hacer el cambio? Mejor dicho, ¿le está preguntando a Messi si quiere que entre su mejor amigo? ¿No es lo lógico que le esté avisando de la movida para que se acomoden en la cancha? ¿Hasta cuándo?

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4) La disposición en la cancha. No habría que darle muchas más vueltas al asunto. El 4-4-2 es el sistema que más cómodo le sienta a la Selección. Defensa clásica en línea y dos volantes moviéndose por delante. Lo querían los jugadores y lo tienen. Por aquí pasó el corazón del reclamo que le hicieron al entrenador. El asunto parece zanjado.

5) Equipo que gana, ¿se toca? Parece difícil que Sampaoli haga cambios, sobre todo porque el primer tiempo contra Nigeria fue lo mejor que mostró Argentina en el Mundial. En ese contexto, el punto más bajo y cuestionable sigue siendo Di María, que después de 15 minutos para ilusionarse desapareció del partido.

6) Las opciones en la baraja. Una vez más el ingreso de Pavón le dio frescura, desborde y atrevimiento a la ofensiva. Además, tiene condiciones para moverse por ambas bandas. ¿Llegará su momento el sábado? Mmm… La otra pieza que tal vez podría moverse es Agüero por Higuaín. Un cambio de nombres, no de esquema.

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7) La cuestión Mascherano. Cuando el juego pasa por él todo se ralentiza. La pelota va a los costados y atrás. Además erra algunos pases fáciles y llega tarde a los cruces. Para colmo, le tocó protagonizar la jugada del penal. Pero Mascherano no saldrá del equipo, más allá de gustos y opiniones de los de afuera. Es la sangre -visible- de esta Selección.

8) Un poco de fútbol. Si hay un jugador fetiche de Sampaoli, ese es Banega. El problema es que Banega no suele entregar las prestaciones a las que acostumbra en Europa. Finalmente, el martes le dio la razón al DT. Además del pase-gol a Messi, Banega puso el fútbol que el equipo necesita como el agua.

Frenar a Messi es la obsesión

9) Arquero de equipo grande. Armani respondió en el momento clave, tapando un mano a mano que tenía destino lapidario para la Selección. Nigeria llegó otras veces y tiró desviado. La única que iba al arco con destino de red (más allá del penal, lógico) la sacó el arquero. Es lo que se le pide. Una tranquilidad verlo allí.


ARCO BIEN CUSTODIADO. Armani respondió de manera magistral en un momento clave; tranquiliza verlo ahí. 

10) La dupla ¿inamovible? Siempre se supo que Otamendi sería titular y puntal de la última línea. La clave era encontrarle un compañero. En un momento el indicado pareció Fazio, la otra opción era Mercado. Después del gol y de todo lo que irradió, será difícil mover a Rojo de allí. El defensor encontró su lugar en el corazón de la gente.

Mascherano fue sangre, sudor y lágrimas

11) ¿Quién hace los goles? Higuaín tuvo dos chances en su hábitat, el área. En la primera, tras un pase brillante de Messi, llegó exigido y apenas pudo puntear la pelota. Tapó el arquero. En la segunda, con el 1-1 y el estadio en ebullición, le entró de lleno, pero sin dirección. La hinchada gritó “¡Pipa, Pipa!” Se lo sigue esperando.

12) El genio despierto. Entre el penal fallado contra Islandia y el Himno que lo mostró enchufado en San Petersburgo, Messi vivió en un cono de oscuridad. Emergió con un golazo, toques de distinción y un protagonismo imprescindible. Con Messi en modo Mundial todo, pero todo, es posible. No hay mucho más que decir.

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13) Ojo con las tarjetas. El reproche que le cabe a Messi es la manera absurda en que se hizo amonestar el martes, por hacer tiempo sin necesidad. Junto a Otamendi, Mercado, Banega, Mascherano y Acuña están en la cuerda floja. Otra amarilla y no jugarían en cuartos de final. Después de esa fase las tarjetas se limpian.

14) El VAR en la piel. La FIFA está conforme, pero para los jugadores es un arma de doble filo en la que no llegan a confiar. El martes, el VAR salvó a Argentina de que le cobraran un segundo penal en contra. No hubiera sido justo, porque la mano de Rojo no fue intencional, pero el VAR es una espada de Damocles que obliga a jugar con el máximo cuidado en el área.

15) Qué importante es la alegría. La Selección sombría y apática de los últimos tiempos mutó en un grupo unido y desahogado. La clasificación se festejó en el vestuario, en el ómnibus rumbo al hotel y en la concentración de Bronnitsy. Cantaron, saltaron, bailaron y tocaron el bombo. Así se construye la mística de los grupos. Están a tiempo.

16) Ahora, a mejorar. De mitad de cancha hacia atrás el flanco más complicado sigue siendo el derecho, sobre todo cuando a Mercado lo toman en velocidad. También es importante mantener el equilibrio y cubrir mejor los espacios a medida que el equipo avanza. Relevos, concentración, velocidad de anticipo, esa es la consigna.


LOCALES. Que decenas de miles de hinchas lleven su aliento hasta Rusia es un lujo que Argentina se permite.

17) Ahora, a mejorar II. La dupla Banega-Enzo Pérez se asentó en la mitad de la cancha y fue capaz de armar algunos circuitos con Messi. Siguen faltando variantes en ataque, más sorpresa, más llegadas en diagonal y en profundidad de los volantes. Cuanto más previsible y dependiente de Messi es el equipo, más se facilita la tarea del rival.

18) La pelota parada. Resultó exasperante, durante el segundo tiempo, la cantidad de córners apuntados al primer palo que fueron pan comido para los nigerianos. Contando con buenos ejecutantes (Messi, Banega) y buenos cabeceadores (Otamendi, Rojo, Higuaín) es un hándicap demasiado generoso que el equipo entrega.

19) No perdamos la memoria. No hay motivos para tirar manteca al techo. No nos sobra nada, y eso que el as de espadas sigue en nuestra baraja. El partido con Croacia está demasiado fresco como para relajarse. Contra Nigeria se notó una mejoría, pero vale recordar cómo se definió la historia. No somos candidatos de la noche a la mañana.

20) Locales otra vez. Jugar un Mundial a más de 12.000 kilómetros de casa y con el respaldo de decenas de miles de hinchas es un lujo que sólo Argentina puede regalarse. Esa multitud juega fuerte, empuja, vibra y hace vibrar. Conmueve con su amor y con su entrega. Es un plus que enorgullece y que merece ser aprovechado.

21) Maradona. Aparece. Critica con dureza a Sampaoli. Exculpa a los jugadores. Le quita responsabilidades a Messi. Arenga desde el palco VIP. Pide permiso para charlar con el grupo en la concentración. Le dicen que ni. Monta su magnético espectáculo histriónico. Grita los goles. Se desmaya. Está.


ES Y ESTÁ. Maradona, desde el palco VIP, aporta con su histrionismo magnético. 

22) Hablemos de Francia. Si la cuestión pasa por enumerar apellidos, pues bien, ahí están: Griezmann, Mbappé, Giroud, Pogba, Matuidi, Varane, Umtiti y el hombre clave, Kanté. Todos integrantes de la realeza del fútbol europeo; sin brillar hasta aquí, pero ganando el grupo con una comodidad que habla de su poderío.

23) Fortalezas y debilidades. A esta Francia le sobra técnica y cuenta con funcionamiento. Entonces, ¿es imposible ganarle? Para nada. Implicará un esfuerzo superior, por supuesto; pero no es un equipo intenso, de fuego. En su juego mata; en otro terreno, como al que puede llevarlo Argentina si lo presiona y le quita la pelota, las cosas cambian.

24) Mano a mano, mata a mata. El de octavos de final, el cuarto partido del Mundial, es el que no se debe perder. Tocó un rival durísimo. Es la prueba de carácter que deberá ofrecer la Selección. Francia será la medida exacta de lo que Argentina es, en todo sentido. Uno de esos partidos que les encanta jugar a los hombres.

25) La hora de la Selección. Todo lo malo que podía pasar lo sufrió la Selección durante la primera fase. Y aun así consiguió avanzar. Es un Mundial extraño para Argentina, un campo minado en el que pese a las explosiones y al peligro se mantiene de pie. Es el momento, de una vez por todas, de tomar la iniciativa.