En el Ministerio de Seguridad han enfrentado en los últimos días un dilema, como consecuencia de la implementación del plan de protección ciudadana, que incluyó el traslados de uniformados a barrios y zonas vulnerables y alejadas del centro de San Miguel de Tucumán. Esta situación a resolver ha tomado dimensión, sobretodo, ante el crecimiento de los hechos delictivos registrados en Barrio Norte y que ha generado preocupación entre los vecinos por la metodología utilizada en cada situación. Ayer se registró el último caso.

Tres hombres, al menos, ingresaron a una vivienda de calle Virgen de la Merced al 700 (ex Rivadavia), amenazaron con armas de fuego a los moradores y se llevaron dinero y elementos electrónicos, entre otros objetos. Ocurrió en plena mañana y en la familia no descartaron la participación de otros desconocidos, quienes habrían formado parte de ese grupo.

Según se supo, los asaltantes se presentaron en la casa e ingresaron de manera impetuosa por la puerta principal. Así, avanzaron luego contra los integrantes de la familia, cuando estaban en varios espacios de la vivienda a esa hora: en la cocina o en la habitación. Uno de los integrantes, inclusive, se habría despertado en momentos en que uno de los asaltantes le habría apuntado.

Días antes

El miércoles, dos personas habían asaltado una escribanía de calle Santa Fe al 300, a unos 50 metros de la casa atacada, y sustrajeron también dinero y celulares. “Un hombre contenía a los que estaban en la oficina y el otro recolectó el dinero. Pasó igual a lo de la heladería Grido, de Corrientes al 400: una persona amenaza y cubre el arma, mientras que su compañero junta las cosas. Aquí sucedió lo mismo”, remarcó ayer el escribano Javier Padilla, titular del estudio.


“Quedate quieto, quedate quieto”. Los desconocidos ingresaron amenazando a cinco personas (tres mujeres y dos hombres), quienes estaban adentro del local. Luego, recorrieron los escritorios que estaban ubicados en línea, hasta el final del pasillo. “Bajó el arma cuando se acercó a mí. Estaba en la última oficina. Me dijo que sacara todo lo que tenía en el bolsillo; después me dijo que me tirara al suelo, boca abajo y con los brazos arriba. En ese momento, el compañero ingresó a la oficina, guardó todo lo que había puesto en el escritorio, entre dinero, el celular y mi computadora, y se fueron”, recordó el escribano, quien señaló que “la operación duró entre 30 y 45 segundos”.

Padilla remarcó que los delincuentes habían realizado el atraco “a cara descubierta”. “Es la primera vez que sufrimos una situación así, con seguridad privada, activando los disparadores antipánico. Se llevaron hasta las cámaras; arrancaron todo. Eran jóvenes, de entre 20 y 25 años, y actuaron con firmeza. Sabían lo que querían. No vinieron por carteras ni billeteras, sino por billetes y electrónica”, agregó.

Las víctimas observaron, según las descripciones de ambas situaciones, que uno de los delincuentes habría usado un revolver de color gris, gastado, entre otros elementos que podrían haber coincidido de acuerdo a la metodología de los atracadores.

Más casos

El domingo último, el propietario y los empleados de una heladería de Corrientes al 400 habían sufrido el segundo robo en menos de una semana. “El dinero es lo de menos. Lo peor es que los empleados terminan con mucho miedo y hasta con ataques de pánico. Los que estuvieron el domingo me dijeron que ya no quieren trabajar más”, había expresado Jorge Ruiz, titular del local.

De acuerdo a fuentes judiciales, en los primeros días de este mes se concretaron otros cuatro atracos en Barrio Norte: también sucedieron en Santiago y Salta; Santiago al 200 y al 700; y en Corrientes y Laprida.

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En Barrio Norte se registró en las últimas jornadas una reducción de la cantidad de agentes de la fuerza de seguridad, que realiza recorridos en la zona. El jueves, en caso, entre las 12.45 y las 14, se observó a siete uniformados en actividad en unas 50 cuadras, de acuerdo a un relevamiento de LA GACETA. Los policías cumplían diferentes tareas, como recorridos en bicicletas en la plaza Urquiza o custodiaban una oficina del Banco Nación, en calle Corrientes casi Maipú.

Según se pudo conocer, tras el operativo de fin de año, el Ministerio de Seguridad dispuso reubicaciones del personal de la fuerza, en particular, de la Guardia Urbana, a cargo de la vigilancia en la zona céntrica de San Miguel de Tucumán.

Entre los movimientos internos, más de 65 uniformados fueron enviados desde Guardia Urbana a los programas de Integración Comunitaria en los barrios ATE, “La Costanera” y Alejandro Heredia, entre otros puntos de la capital; 24 pasaron a cumplir tareas administrativas; unos 25 ingresaron a la Escuela de Oficiales de la fuerza y fueron desafectados; y 25 comenzaron a cumplir consignas las 24 horas. Así, se estimó que más de 100 policías fueron trasladados en los últimos tiempos. Se debería sumar también a estos a los que están de licencia.