En los documentos militares referidos a la guerra de la Independencia no siempre existe un legajo completo de cada oficial que permita reconstruir los datos esenciales de su biografía. Es lo que ocurre, por ejemplo, con un capitán llamado José García, de quien sólo dan referencias brevísimas los diccionarios de Enrique Udaondo y de Vicente Osvaldo Cutolo.

De acuerdo con ellas, José García era natural de San Miguel de Tucumán, y abrazó desde muy joven la carrera militar. Revistó como capitán agregado al Batallón 1° de Cazadores, del Ejército de los Andes. Luchó heroicamente en la batalla de Maipú, desempeño que le valió ser ascendido y recibir los cordones con que se condecoró a los participantes de aquella célebre victoria.

Luego, cuando San Martín encargó a los generales Tomás Guido y Toribio de Luzuriaga “una delicada misión para sostener el pronunciamiento de la independencia en el Perú”, el capitán García los acompañó. En la campaña del Ecuador, se lo inculpó de no haber cumplido estrictamente las órdenes, en la derrota patriota de Huachi (1820). Dos meses después, se le ordenó ocupar Guaranda con una fuerza de 500 hombres. Pero el 5 de enero de 1821, fue batido por las fuerzas realistas que mandaba el coronel Francisco González, y tomado prisionero en la acción.

Los realistas dispusieron su fusilamiento. Luego, le cortaron la cabeza y se la enviaron a Quito al presidente Melchor Aymerich. Colocada en una jaula de hierro, se la expuso en el puente Machangara, para escarmiento de quienes se alzaran contra el rey. Es todo lo poco que se sabe del tucumano García. El historiador Adolfo P. Carranza titula “Un mártir desconocido” el capítulo sobre García, en “Argentina”, su libro de 1913.