Inmediatamente luego de que la voz del estadio anunció que el partido se había suspendido, un murmullo recorrió las tribunas. La mayoría de la gente admitía que el clima tornaba imposible el desarrollo del encuentro. Pero muchos otros protestaban la decisión. Era comprensible: habían pagado la entrada y habían desafiado la tormenta. Les molestaba que todo eso haya sido en vano. “Está bien que se suspenda, pero lamentablemente ya nos mojamos. Estoy aquí desde las 19”, contó Raúl Orellana. “Deberían haber avisado antes. Esperemos que mañana (por hoy) no llueva”, añadió.

Nieves Córdoba estaba empapada. Según contó, llegó corriendo sobre la hora del inicio del partido porque no llegaba nunca el colectivo. Aun así, le molestó la decisión del árbitro. “Está mal que se haya suspendido. Se hubiese jugado lo mismo”, protestó.

“Era imposible jugar. La suspensión fue lo mejor para la gente y para el espectáculo porque no hubiera salido un buen partido”, dijo Juan Alanís. Y él también consideró que se podía prever: “se deberían haber tomado precauciones”.