BRASILIA.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, rechazó los pedidos que le hicieron de renuncia al cargo, en medio de una tormenta política profundizada por un enorme escándalo de corrupción, y culpó a la oposición de causar una crisis que está dañando a la economía.

“Nadie tiene derecho a pedir la renuncia de un Presidente elegido legítimamente”, dijo Rousseff a periodistas, indicando que no tiene intención de renunciar, más allá de la peor recesión económica de Brasil en 25 años.

La líder izquierdista, que fue reelegida por un ajustado margen en 2014, culpó a sus oponentes de provocar una crisis política que, dijo, dañó a la economía, que se contrajo un 3,8% el año pasado. “Es imposible creer que por mi trayectoria política, por mi honradez, me resigno ante los que actúan con falta de respeto a ley”, agregó. Rousseff criticó a los partidos opositores que demandan su destitución y les sugirió que “deberían proceder de acuerdo con la Constitución”.

Partidos de la oposición buscan destituir a Rousseff mediante un juicio político (impeachment) en el Congreso o una anulación de su reelección, por supuestamente utilizar dinero ilegal del escándalo de sobornos de Petrobras para financiar su campaña.

Acusaciones de lavado de dinero presentadas en contra de su mentor y antecesor Luiz Inácio Lula da Silva han profundizado la crisis esta semana. En este sentido, Rousseff dijo que la orden de arresto emitida por fiscales de San Pablo contra el ex presidente no tenía bases legales.

Dilma declinó confirmar que Lula recibiría el ofrecimiento para ocupar un puesto en su gabinete como forma de darle inmunidad en la investigación de corrupción. Abundó en que la petición de la fiscalía “sobrepasa el sentido común” y es un “acto de injusticia”, sobre todo debido al bagaje político de Lula y por el “respeto internacional” que goza.

El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), en tanto, celebrará hoy su Convención Nacional con una duda que divide a sus líderes y mantiene en ascuas a Dilma: abandonar o no la coalición del Gobierno.

En el seno del partido al que pertenece el vicepresidente de la República, Michel Temer, las divergencias sobre si dejar o no la base oficialista se vieron fortalecidas esta semana a raíz del agravamiento de la crisis política. (Reuters-DPA)