Boca volvió a ser Boca. Con determinación e inteligencia, el “xeneize” se llevó una trascendental victoria por 1-0 del Monumental ante un River liviano e insulso y recuperó el liderazgo del torneo, además de sacarse la espina clavada desde las últimas eliminaciones coperas ante su clásico rival.

No hay desgracia sin suerte, dice el refrán. Y con la lesión express de Fernando Gago a los 24 segundos de juego y el consiguiente ingreso de Nicolás Lodeiro, las piezas se le terminaron de acomodar al equipo de Arruabarrena, que aprendió la lección y esta vez salió a copar la parada. Con un Marcelo Meli en función “pacman”, además de Erbes y Bentancur robándole la pelota a Matías Kranevitter y a un intempestivo Ponzio. Con Lodeiro desequilibrando aquí y allá, y mandándola a la red a los 18’ con un bombazo, luego de que Palacios le ganara el sprint a Álvarez Balanta en una contra y Barovero le negara el grito de gol al “Apache”. Boca pudo aumentar: Meli resolvió mal tras un error de Mammana, y Palacios también estuvo cerca.

En el Monumental se extrañaba a Maidana, a Funes Mori, a Vangioni. Tan poco mostró River en esa primera etapa que su única ocasión fue un cabezazo de Alario de pique al suelo que salvó Orion un par de minutos antes de que Herrera, carente de autoridad, mandara a todos al entretiempo.

Orion se mandó un atajadón al regreso nomás, ahora ante otro cabezazo de Alario, tipo ejecución, en el área chica.

Boca se paró unos metros más atrás y River apenas si maquilló su rostro durante un rato. Pero careció de precisión y tampoco le dieron resultado los sustitutos Viudez y Driussi: la “Banda” esta vez no siguió tocando. River está en reconstrucción, con la cabeza en otra parte.

El “xeneize”, pese a casi no pateó al arco en el complemento, manejó los tiempos con oficio y se quedó con una victoria de otros tiempos, a lo Boca. Y que paga en dólares a futuro: a seis fechas de la bajada del telón, el demorado grito de campeón, parece, que empieza a escucharse de fondo.