TORONTO.- “Valía la pena pelear con la muñeca rota por la medalla de oro”. La confesión de Miguel Amargós, minutos después de consagrarse campeón Panamericano, sorprendió a todos. Subirse al podio era el plan del tucumano, que sufrió la lesión en el combate semifinal. “Lloré porque me acordé de mi hijo. Pasé el ‘Día del Padre’ y su cumpleaños en Buenos Aires. Espero me sepa perdonar”, reveló en la entrevista con TyC Sports. Y vale preguntarse que estaba haciendo en ese momento el pequeño Aquiles de seis años. “Grité cuando ganó mi papá”, le comentaba a LG Deportiva en plaza Independencia donde junto a su abuelo Miguel y sus tías, Rocío y Milagros, se trasladaron desde Villa Alem para festejar el oro.

Vecinos y amigos también acompañaron a los Amargós que gozarán de momentos muy dulces en los próximos días a la espera de Miguel. ¿Y por dónde andaba mamá? “Se quedó en casa porque había mucha gente”, dijo Miguel padre el paradero de María Liliana, anfitriona de los vecinos y fanáticos.

Desde Canadá, Miguel (23 años) recordó lo que su padre hacía de niño con él. “Lo primero que me acuerdo del karate es de Dragón Ball Zeta y de las películas de Van Damme y Bruce Lee que mi papá me hacía ver”, comentó el karateca.

En la final de la categoría hasta 84 kilos ante el salvadoreño Jorge Merino, Amargós triunfó por 3 a 1. Merino, en los papeles, llegaba mejor perfilado ya que había ganado todos sus combates. Luego de un inicio pasivo por parte de ambos, el salvadoreño quien tomó ventaja. Amargós se repuso y con un veloz movimiento sumó lo necesario para quedarse con el título. “Existe una gran rivalidad con él. Quería ganar”, admitó el campeón.

Los Leones vencieron a Canadá por 3 a 0. Los goles fueron convertidos por Pedro Ibarra, Lucas Vila y Manuel Brunet. Así, la selección dirigida por Carlos Retegui revalidó el título conseguido en los Juegos de Guadalajara 2011. (Especial)