LONDRES, Inglaterra.- Una imagen inédita que generó bronca e indignación en todo el mundo se vio el pasado fin de semana, en el estadio de Wembley. En este mítico escenario se enfrentaron el Preston North End y el Swindon Town, en el partido que decidía el ascenso a la Championship, la segunda división inglesa.

Vickie Timbrell, una mujer de Manchester de 31 años, ocupó un asiento cercano al banquillo del Preston North End y se dispuso a ver un partido claramente decantado a favor de este equipo gracias a la sensacional actuación de su delantero, Jermaine Beckford, autor de tres goles.

Beckford fue sustituido a falta de veinte minutos para el final, ya con el marcador 4-0, y se llevó una tremenda ovación de los casi 50.000 aficionados que acudieron al estadio. El delantero ocupó su lugar en el banquillo, e inmediatamente varios niños, y también la señora Timbrell, se acercaron a la valla que lo separa de la grada para pedirle la camiseta. Beckford, feliz por el ascenso y por su actuación, no dudó en quitarsela y arrojarla a la tribuna.

La prenda acabó en manos de un chico de 11 años, también aficionado del equipo. Fue en ese momento cuando a la señora le brotaron sus peores instintos y se metió por medio para quedarse el trofeo de Beckford. Ni siquiera la llamada de atención de otro aficionado y de un miembro de seguridad del estadio consiguieron persuadir a la mujer, que siguió agarrando la camiseta hasta que logró que el niño la soltará.

Para su desgracia, la escena fue captada por la cámara, y como no podía ser de otra forma, la difusión de su robo corrió como la pólvora por las redes sociales. Su identidad, hasta entonces desconocida, se hizo pública, y comenzaron a llegarle miles de mensajes reprobatorios y amenazadores exigiéndole que devolviera la camiseta.