La casa de San Martín está llena de fantasmas y el equipo sabe muy bien como interactuar con ellos. Como ahuyentarlos y como llamarlos. Ayer, en el triunfo que consiguió ante Gimnasia y Tiro, de Salta, por 1 a 0, fue una típica noche de espiritismo en la que pudo cortar el maleficio que le impedía ganar en casa pero que volvió a cometer viejos errores que casi lo obligan a perder dos puntos.

Durante el primer tiempo, el "santo" se adueñó de las acciones y casi que no dejó reaccionar a los salteños. De la mano del siempre presente Albano Becica y un muy activo Luis Silba empezaron a generar situaciones para abrir el marcador. El gol llegó a los 34' con una gran jugada del "10" que dejó solo al delantero, quien tuvo que empujarla para convertir.

Así, los fantasmas de la condición de local y el impedimento de ganar empezaban a irse por la puerta de atrás. San Martín parecía encaminarse a un cómodo triunfo, pero... Un equipo que depende tanto de un jugador, en este caso el enganche, está condenado a sufrir las mismas bajas que sufra el jugador.

En el segundo tiempo, Becica se quedó sin nafta y la misma suerte corrió el equipo. Las puertas de La Ciudadela vieron como los viejos fantasmas del antiguo San Martín entraban para asustar a todos. Los salteños acusaron recibo de inmediato y empezaron a conocerle la cara a Diego Pave. Y cada vez mucho más porque las situaciones se multiplicaban y Leandro Zárate, aún con algunos kilos de más, complicaba a la defensa "santa".

Un remate suyo desde lejos que se fue por arriba del travesaño y varios centros desde los costados hacían temblar a todos... El espíritu del empate se manifestaba fuerte y claro. Sin embargo, así como el "albo" iba e iba, el equipo de Juan Amador Sánchez tuvo sus chances de contra. La caída de Lucas Chacana frente al arquero y el palo que se comió Bruno Lescano, evitaron que llegue el segundo.

Cuando sonó el silbato final, los fantasmas se fueron y los "santos" pudieron festejar.