SAN PABLO, Brasil.- Para seguir agigantando el mito, Juan Román Riquelme metió un zapatazo terrible, desde más de 35 metros, para que Boca consiga la clasificación a cuartos de final de la Copa Libertadores de América. Aunque el partido terminó empatado, el golazo de Riquelme le alcanzó a los "xeneizes" para tomarse revancha de Corinthians, que le había negado el título en la final del año pasado.

Justamente después de ese partido, el 4 de julio, Román confesó que se sentía vacío y que no iba a jugar más en Boca. Pero la tercera etapa de Carlos Bianchi como entrenador y el mal momento que atraviesa el equipo en el torneo local pudieron más.

Como plus, el incentivo de jugar otra vez la Libertadores despertó en Riquelme esa llama que para muchos, incluso él, pensaban apagada.

La llave ante el campeón parecía imposible, pero la victoria en La Bombonera dejó la chance abierta. Anoche, "JR" demostro que Brasil le sienta bien, mientras que a ellos les sigue provocando urticarias. LA GACETA