El Mario Kempes explotaba. Talleres sumaba su tercera victoria en el undecagonal y la quinta en fila si se toman en cuenta los de la fase clasificatoria. Pero nadie contaba con la astucia de Facundo Ermini, que había entrado por Héctor López. A dos minutos del final, Nicolás Roldán se vistió de Jacinto y con un pase mágico habililtó al delantero que definió ante la apresurada salida del arquero Diego Aguiar. Mudos se quedaron los más de 35.000 cordobeses. No lo podían creer. San Martín les arruinaba la fiesta y se convertía, al menos por el momento, en la primera piedra del zapato que ya se siente caminando hacia la B Nacional.

Es cierto que el "santo" mereció mejor suerte y que su falta de definición lo privó de una victoria. Pero conseguir un punto en Córdoba, en una de las últimas jugadas del partido, para la hinchada "ciruja", no tiene precio. LA GACETA