Hace algunos años, ser vecino de Villa Muñecas era como vivir en el campo, rodeado por el verde de las plantaciones de caña y de citrus. Un poco más cerca en el tiempo, los asentamientos comenzaron a crecer y la zona empezó a teñirse de rojo por la inseguridad. Hace todavía menos, el cemento llegó de la mano del desarrollo de Lomas de Tafí y de la pavimentación de la Francisco de Aguirre, desde Ejército del Norte hasta el Pozo de Vargas. Hoy los vecinos de esta avenida enfatizan que el gris del concreto les alegró la vida, pero que, detrás de esas obras todavía existen problemas que ningún funcionario parece preocupado por resolver: robos, pérdidas de líquidos cloacales y accidentes viales son algunos de los padecimientos que golpean a quienes viven en el margen noroeste de la ciudad.

La Francisco de Aguirre, entre Ejército del Norte y el Pozo de Vargas, es una calle que engaña: si el día está claro, parece que el pavimento parejo y prolijo llevará a los conductores hasta algún lugar lindo, seguro y limpio, como los cerros todavía verdes que se ven al oeste. Pero los vecinos de Villa Muñecas se apuran a decir que es una ilusión. A lo largo de tres kilómetros, esta calle corre junto al canal Norte (marca el límite de la capital) y a distintos asentamientos (algunos se han ido urbanizando y el aspecto de las viviendas que dan a la avenida ha mejorado). El tráfico es intenso: a diario circulan miles de vehículos que entran y salen de Lomas de Tafí, tres líneas de colectivos, carros, caballos, ciclistas y peatones. "Los accidentes más comunes son entre motos y autos", advierte Norma Matamoros, vecina de la intersección de la avenida con Castro Barros.

Al recorrerla de este a oeste es posible dividirla en sectores. En las primeras cuadras posteriores a Ejército del Norte, la Francisco de Aguirre está empapada por líquidos cloacales y por el agua potable que desperdician en los lavaderos clandestinos. A la altura de las intersecciones con Viamonte, Castro Barros y Las Américas el temor principal son los accidentes de tránsito. Pero el problema que golpea a todos por igual es la inseguridad. La Policía admite que el delito más común es el arrebato y que casi a diario detienen delincuentes,

Para los vecinos no parece ser suficiente. Ellos afirman que el pavimento y la iluminación mejoraron la calidad de vida en Villa Muñecas, pero no quieren que el resto de los padecimientos queden ocultos bajo del concreto.