A las 9.15 se le paralizó el corazón. Durante 40 minutos trataron de reanimarlo. Fue inútil. A esa hora los argentinos esperaban que sonara el timbre para abrirle al censista. La noticia de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner conmocionó al país. Pasaron varios minutos hasta que reaccionaron. Durante media hora el censo se detuvo. Finalmente siguió su marcha.

En El Calafate, la Presidenta no se separó de su marido y no quiso que se moviera el cuerpo hasta que su hija Florencia llegara desde Nueva York. Antes, Máximo había arribado desde Río Gallegos. Los ministros, gobernadores y funcionarios empezaron a volar hacia el sur, pero las puertas estaban abiertas sólo para los amigos y los familiares.

Tucumán también era presa de la confusión. Se encendieron las turbinas del avión del gobernador sin saber el destino de José Alperovich y de su esposa, la senadora Beatriz Rojkés. Por la noche, espontáneamente los peronistas fueron a la sede del PJ y salieron a la calle a expresar su dolor. En Buenos Aires, primero se dispuso el velatorio en el Congreso y luego en la Casa Rosada. La Argentina está shockeada, luego del duelo, empezará un nuevo tiempo político que tendrá que pilotear Cristina Fernández, sin Kirchner. Hacé click en cada una de las notas relacionadas para acceder a una imperdible cobertura especial. LA GACETA ©