Cristina, heredera del poder político en la Argentina

Cristina, heredera del poder político en la Argentina

18 DE JUNIO DE 2008. Cristina Fernández, emocionada y con lágrimas en los ojos, se funde en un cálido abrazo con su esposo Néstor Kirchner, luego de un acto convocado por el PJ en la Plaza de Mayo. 18 DE JUNIO DE 2008. Cristina Fernández, emocionada y con lágrimas en los ojos, se funde en un cálido abrazo con su esposo Néstor Kirchner, luego de un acto convocado por el PJ en la Plaza de Mayo.
28 Octubre 2010
Cristina Fernández definió varias veces su relación con su esposo Néstor Kirchner como "una sociedad conyugal". Así comenzaron a militar en la JUP en la Universidad de La Plata, y continuaron en su destierro obligado hasta Santa Cruz. Ahora, esa sociedad conyugal cesó. Por eso, no pocos analistas evalúan cómo actuará de ahora en adelante la Presidenta de la Nación. Es que la desaparición de su esposo, compañero de toda la vida y principal asesor y respaldo, la deja con toda la responsabilidad política e institucional sobre sus hombres: profundizar el modelo kirchnerista. ¿Está preparada para gobernar sola en la inmensidad del poder, sin Néstor a su lado? Es la pregunta que flota en el país. 
Hace algún tiempo, cuando era lejana la posibilidad de que triunfara y asumiera la Presidencia de la Nación, un reconocido analista le asignaba a Cristina un buen perfil militante, pero advertía que "para los tiempos actuales eso no es suficiente". Recordaba que Fernández de Kirchner no había mostrado, hasta ese momento, capacidad de organización política, y que tampoco se había mostrado como una conductora.  "Más que una organizadora de poder alternativo, es una provocadora del poder", dijo alguna vez de ella Ricardo Rouvier.

En la soledad del poder
Desde ayer, las circunstancias de la vida y el transcurrir del tiempo la pusieron en la cúspide del poder político en la Argentina, donde deberá contener a sus propios militantes y adherentes, pero también a los opositores que, pasada la congoja por la desaparición de Néstor, se volcarán a tratar de acrecentar su propio poder político. Es que nadie se olvida que en 2011 se realizarán las internas abiertas obligatorias en todo el país, que definirán los candidatos para los comicios nacionales, provinciales y municipales.
Cristina tendrá que repasar sus definiciones del pasado para verificar sus mayores preocupaciones. Inquieta por el desempleo y enemiga pública de la flexibilización laboral, ha considerado ese flagelo como una suerte de "disciplinador social" utilizado por anteriores administraciones. La economía no forma parte de sus predilecciones, aunque sus discursos no han esquivado nunca el tema; pero se quedó sin su principal asesor y "ministro de Economía en las sombras". Siempre se ha pronunciado por "una Argentina federal, más justa en la distribución del ingreso". 
Respecto de su vinculación con el sindicalismo, se habla de una mala relación con Hugo Moyano, que no es respaldada por los antecedentes, en los que puede advertirse que ella siempre hizo campaña del brazo de los gremios. Justamente, el viernes de la semana pasada estuvo en el estadio de River Plate, donde la CGT y Moyano hicieron un acto multitudinario. Cristina y Néstor estuvieron presentes, sellando una alianza política.
Otro aspecto a considerar es si pone énfasis en modificar conductas respecto de sectores de los que es muy crítica, como con el empresariado nacional o la dirigencia rural. Además, con la prensa y la Justicia libra una dura pelea, tanto en los estrados políticos como judiciales. Como así también con el campo, a partir de la Resolución 125, que significó romper con el vicepresidente, Julio Cobos. Con su "voto no positivo" en contra de la 125, el mendocino provocó un fuerte cisma en el oficialismo gobernante. Desde ese día, el kirchnerismo le exige la renuncia al cargo.
Cristina, en adelante, deberá demostrar con acciones que puede conducir el país y que está en condiciones de sobreponerse al duro drama familiar. Eso espera el oficialismo y la oposición. A ello deberá considerar la búsqueda de consensos, a partir de las puertas que han abierto en ese sentido los opositores a partir de la muerte de Kirchner.  Pero Cristina siempre ha sido confrontativa; jamás tuvo la necesidad de negociar.

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