Tras años de controversia, clasificación y desclasificación, finalmente la Federación Internacional de Diabetes (FID) reconoció oficialmente una quinta forma de diabetes, rara vez investigada y descubierta en 1955. Ahora insta a otras autoridades sanitarias, como la Organización Mundial de la Salud, a darle el mismo estatus.

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Aunque en los registros y el conocimiento general la diabetes tipo 1 y 2 sean las de mayor frecuencia, existen otras variantes de estas enfermedades que muchas veces no se nombran. Estudios como el del Centro para la Diabetes de la Universidad de Lund, en Suecia, reconocieron el grupo tres (diabetes severa por resistencia a la insulina) y el cuatro (diabetes moderada relacionada con la obesidad). Sin embargo, un quinto grupo se agregó al registro oficial.

La diabetes tipo 5 rara vez se discute o investiga; sin embargo, se cree que afecta a hasta 25 millones de personas en todo el mundo, especialmente a aquellas en países de ingresos bajos y medios donde el acceso a la atención médica es limitado.

Años de debate

Como se explica en el artículo de The Lancet publicado por la FID, esta condición se describió por primera vez en 1955 en Jamaica y luego se olvidó durante muchos años. Incluso después de que la OMS la reconoció en la década de 1980, el diagnóstico generó controversia.

Durante casi siete décadas, los científicos debatieron si la diabetes tipo 5 existe o no, y en 1999, la OMS retiró la clasificación por falta de evidencia. A día de hoy, no hay consenso sobre cómo diagnosticar la diabetes tipo 5 ni cómo tratarla.

El problema del reconocimiento la diabetes tipo 5

Según detallaron los especialistas, la diabetes tipo 5 parece deberse a una deficiencia de nutrientes. Anteriormente conocida como diabetes mellitus relacionada con la desnutrición (DMMR), esta forma de diabetes suele diagnosticarse erróneamente como otros tipos.

Desde hace años, Meredith Hawkins, endocrinóloga del Instituto Global de Diabetes del Colegio de Medicina Albert Einstein, pidió el reconocimiento mundial de la diabetes tipo 5, que generalmente afecta a personas de Asia y África que padecen una grave inseguridad alimentaria.

"La diabetes relacionada con la desnutrición es más común que la tuberculosis y casi tan común como el VIH/SIDA, pero la falta de un nombre oficial ha obstaculizado los esfuerzos para diagnosticar a los pacientes o encontrar terapias efectivas", dijo Hawkins a principios de este año.

Un perfil metabólico único y desconcertante

A diferencia de la diabetes tipo 1 (donde el cuerpo ataca al páncreas) o la tipo 2 (vinculada al estilo de vida y la resistencia a la insulina), la diabetes tipo 5 presenta un comportamiento que desconcierta a los médicos. Investigaciones recientes, incluido el trabajo de Hawkins en 2022, establecieron que estos pacientes tienen deficiencia de insulina pero, sorprendentemente, siguen siendo sensibles a ella.

Este perfil metabólico único implica que los tratamientos convencionales no solo podrían fallar, sino ser peligrosos. "Un tratamiento inadecuado con insulina podría inducir hipoglucemia severa, un riesgo mortal en entornos donde el control de la glucosa no es accesible", advierten los expertos en la revista The Lancet. Al no haber resistencia a la insulina, las dosis estándar podrían desplomar los niveles de azúcar a rangos críticos.

El impacto de la desnutrición en el páncreas

La evidencia científica actual sugiere que las deficiencias nutricionales crónicas, especialmente durante la infancia, alteran de por vida la capacidad del páncreas para secretar insulina. Según el médico Rahul Garg, se trata de un desarrollo pancreático "comprometido" por la falta de nutrientes, lo que termina desencadenando la enfermedad años después.

Aunque históricamente se asoció esta condición a regiones de Asia y África con inseguridad alimentaria extrema, la alerta se extiende ahora a América Latina y el Caribe. En nuestra región, la combinación de crisis económicas y desigualdad está agravando los cuadros de desnutrición, convirtiendo a la diabetes tipo 5 en una amenaza latente pero poco diagnosticada.

Un camino hacia la estandarización

Pese al reconocimiento de la FID, la comunidad científica aún mantiene ciertos debates debido a la "incertidumbre diagnóstica". Por ello, se creó un grupo de trabajo liderado por la doctora Hawkins para establecer criterios globales de detección y guías terapéuticas claras.

El objetivo es pasar de la invisibilidad a la acción. Como bien señala el equipo de investigación, "una vez que ves a pacientes jóvenes morir por un tratamiento inadecuado de una enfermedad descuidada, ya no hay vuelta atrás". El reconocimiento formal es apenas el primer paso para salvar millones de vidas en las poblaciones más vulnerables del planeta.