En una estrategia que combina el pragmatismo económico con el histórico reclamo territorial, el presidente Javier Milei reafirmó que la soberanía de las Islas Malvinas es un punto "no negociable" para su gestión. Sin embargo, aclaró que la vía para recuperarlas será exclusivamente diplomática.
En paralelo, el Gobierno argentino comenzó a tender puentes con Londres para alcanzar un acuerdo comercial que rompa con el estancamiento de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea.
En declaraciones al diario británico *The Telegraph*, Milei confirmó su intención de visitar Londres en marzo de 2026, una fecha cargada de simbolismo al cumplirse 44 años del conflicto bélico. La visita no sería solo protocolar: el objetivo es consolidar un acercamiento que ya cuenta con el visto bueno del embajador británico en Buenos Aires, David Cairns, quien no descartó un tratado de libre comercio (TLC).
El giro hacia el Reino Unido
Ante las trabas de Francia para firmar el acuerdo Mercosur-Unión Europea, la Cancillería argentina, bajo el mando de Pablo Quirno, empezó a mirar hacia los países que quedaron fuera del bloque europeo. "El Reino Unido no tiene los problemas de la Europa continental y está interesado en nuestra región", explicaron desde el Palacio San Martín.
Los rubros que despiertan el interés británico en Argentina son estratégicos como la minería, la industria farmacéutica y los servicios financieros. A su vez, el Gobierno busca que Londres flexibilice el veto a la venta de armamento con componentes ingleses, una restricción vigente desde la posguerra que el laborismo británico, por ahora, se muestra reticente a levantar.
Tensión por los recursos naturales
Pese al clima de seducción comercial, la disputa de fondo persiste. Recientemente, Argentina expresó un "enérgico rechazo" a las inversiones británicas e israelíes en el yacimiento petrolífero "Sea Lion", al norte de las islas.
Este contrapunto marcó el límite de la política de Milei, donde el comercio puede avanzar, pero la explotación de recursos en zonas en disputa sigue siendo el principal foco de conflicto diplomático.