Son prácticas, fáciles de usar y baratas, además de que pueden llenar de sabor una comida con la simple acción de arrojarlos sobre la preparación. Todo parece sencillo con las pastillas de caldo que dan gusto a una sopa, arroz o salsa. Sin embargo, algunos especialistas advierten que en esa facilidad está reñida la salud.
Los quesos más saludables para reducir la presión arterial"Bajo esa comodidad se esconden algunos ingredientes que merecen una mirada más crítica, especialmente si apostamos por una alimentación saludable a largo plazo", señaló Ana Luzón, técnica superior en Nutrición y Dietética al medio Huffpost. La especialista indicó que, antes de utilizarlos es importante saber qué contienen estos condimentos.
¿Qué contienen las pastillas de caldo?
"La mayoría de las pastillas de caldo del mercado están compuestas por grandes cantidades de sal (en muchos casos más del 50% del peso total); potenciadores del sabor, como el glutamato monosódico (E-621) o extractos de levadura; grasas de baja calidad, como aceites refinados o incluso grasa de palma; azúcares añadidos, que sorprendentemente también se cuelan en este tipo de producto, y aromas y colorantes artificiales".
Es decir, hablamos de un "concentrado ultraprocesado, bajo en nutrientes y alto en aditivos, cuyo consumo frecuente puede desplazar el sabor natural de los alimentos y aumentar la ingesta de sodio sin que seamos conscientes", resume la nutricionista.
Las consecuencias de consumir caldos a largo plazo
No se trata de prohibir para siempre el consumo de estos condimentos, pero si podemos, Luzón recomienda evitarlos. "El uso habitual de este tipo de condimentos contribuye al exceso de sodio en la dieta, asociado a problemas de hipertensión y riesgo cardiovascular; distorsiona el paladar, dificultando que apreciemos el sabor real de los alimentos y, además, interferir con una alimentación basada en comida real y nutritiva, sobre todo en personas que buscan mejorar su salud metabólica, digestiva o su relación con la comida", agrega esta experta.
Alternativas muy sencillas para reemplazar los caldos
La buena noticia es que existen alternativas muy sencillas y saludables para dar sabor a tus platos sin recurrir a pastillas de caldo.
La primera es hacer un "caldo casero exprés". "Basta con hervir agua con una hoja de laurel, un trozo de cebolla, ajo, un poco de apio o puerro, sal moderada y especias como cúrcuma, comino o pimentón. En 10 y 15 minutos tienes un caldo base aromático", recomienda la técnica en dietética.
La segunda alternativa es hacer cubitos de caldo casero congelados. "Si haces un caldo casero un día, congelalo en cubiteras y tendrás porciones listas para usar cuando las necesites", propone la experta. Su tercera propuesta es hacer pasta de miso: "Una cucharadita disuelta en agua caliente aporta sabor umami, nutrientes y probióticos (si es sin pasteurizar)", dice al nutricionista.
Otra opción es recurrir a las "especias, hierbas y sofritos: un buen sofrito con ajo, cebolla y especias puede aportar más sabor que una pastilla concentrada, sin los aditivos", dice Luzón. Y como quinta opción sugiere "polvo de verduras deshidratadas". "Se puede comprar o hacer triturando verduras secas. Se usa como condimento directo o para enriquecer caldos", explica.