Existen muchos mitos sobre qué es mejor cenar. Sin embargo, el ananá, una fruta rica en nutrientes y de sabor dulce, puede ser una opción saludable para incluir al final del día. Baja en calorías y rica en fibra, aunque suele asociarse con el desayuno, sus propiedades la convierten en una alternativa ideal también para la cena.

De acuerdo con el portal especializado en bienestar Panamerican Life, el ananá está entre los alimentos recomendados para consumir por la noche, ya que puede favorecer un sueño de calidad. Esto se debe a que es una fuente natural de triptófano, un aminoácido esencial para la producción de serotonina, neurotransmisor clave en la regulación del estado de ánimo, el sueño y el apetito. Además, participa en la síntesis de melatonina, la hormona responsable del ciclo sueño-vigilia, según explica la Clínica Universidad de Navarra.

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El ananá no solo aporta triptófano, sino también vitamina C, magnesio y fibra, nutrientes que contribuyen a mejorar la calidad del sueño. En particular, la vitamina C, señala el portal Sleep Doctor, cuando está en niveles bajos, se asocia con menos horas de descanso, mayor interrupción nocturna y un mayor riesgo de trastornos del sueño.

Otro de sus beneficios radica en su contenido de bromelina, una enzima que, de acuerdo con Healthline, ayuda a descomponer las moléculas de proteínas, favorece la digestión y reduce la inflamación. Al relajar los músculos, esta sustancia puede contribuir a un descanso nocturno más reparador.

Aun con estas ventajas, persiste la idea de que cenar fruta podría ser contraproducente, especialmente por su contenido de azúcar. Sin embargo, especialistas en nutrición han desmentido este mito, incluso entre quienes buscan bajar de peso. Durante años, se creyó que comer fruta por la noche podía afectar la digestión o favorecer el aumento de peso, lo que llevó a muchas personas a evitar los alimentos frescos durante las últimas horas del día.

La realidad, explica la nutricionista Lucía Bultó, dietista-nutricionista y miembro de la Academia Española de la Nutrición y Dietética, es que el ananá y la mayoría de las frutas no representan un problema por sí mismas. No obstante, recomienda que la fruta no sea el único componente del menú nocturno, sino parte de una combinación más equilibrada.

Las frutas aportan agua, fibra, vitaminas, minerales y azúcares naturales. Si bien estos pueden elevar rápidamente la glucosa en sangre, la especialista sugiere acompañarlas con yogur natural, frutos secos o semillas, lo que ayuda a generar una mayor sensación de saciedad y a equilibrar la respuesta energética del organismo, consignó La Nación. 

Además, Bultó señala que, debido al alto valor nutritivo y bajo aporte energético de las frutas frescas, cualquier momento del día es adecuado para consumirlas. Aunque la mañana suele ser el horario más elegido para obtener energía inmediata, incluirlas por la noche es totalmente válido dentro de un plan de alimentación variado.

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De esta manera, romper con la idea de que la fruta “engorda” o “cae pesada” por la noche permite aprovechar sus beneficios sin culpa. Integrarlas en una cena completa, acompañadas de proteínas ligeras o grasas saludables, no solo es seguro, sino que también puede mejorar la calidad del descanso.

Finalmente, es importante remarcar que, antes de incorporar cualquier nuevo alimento a la dieta, se debe consultar con un médico especialista.