La decisión de levantar los adoquines históricos en Barrio Sur abrió un debate sobre el rumbo de las intervenciones urbanas en San Miguel de Tucumán. “La ciudad no puede permanecer estática, pero los cambios deben respetar la identidad del lugar”, sentenció en LG Play el arquitecto y urbanista Raúl Torres Zuccardi.
El especialista aclaró que no cuenta con información de primera mano, sino que accedió a los detalles a través de la LA GACETA y de los comentarios vertidos por los vecinos. Desde allí, planteó una reflexión más general, pero profundamente pertinente: “La ciudad es una entidad física y cultural que está en constante crisis; esa dinámica exige intervenciones, pero éstas deben pensarse con coherencia y con respeto por su historia”.
El urbanista consideró que en este tipo de decisiones, más allá de la necesidad técnica de reparar instalaciones subterráneas o mejorar la transitabilidad, debe prevalecer el criterio de armonía con el entorno y la consulta ciudadana. “La comunicación entre la administración municipal y los vecinos es indispensable. Muchos se enteraron por los medios o por lo que vieron en la calle. Eso no puede pasar”, advirtió.
Intervención urbana en Barrio Sur: el plan de infraestructura comenzó con el quite de los tradicionales adoquinesLa remoción de adoquines, explicó, despierta una “nostalgia legítima” en quienes valoran la historia barrial y la estética urbana. “Los vecinos desconfían, con razón, porque en otras oportunidades los materiales sacados no se reutilizaron ni se preservaron como corresponde. Tucumán tiene antecedentes donde el patrimonio se ha destruido por desidia o falta de planificación”, alertó.
También hizo referencia al concepto de entropía urbana, una metáfora tomada de la física que ilustra cómo las ciudades tienden al desorden si no son cuidadosamente administradas. “La entropía urbana es esa tendencia a que las ciudades se desorganicen. Por eso es clave intervenir, pero con sabiduría, con criterio técnico y sensibilidad cultural”, explicó.
¿Pueden ser reutilizados?
Consultado sobre si los adoquines pueden ser reutilizados, fue claro: “Sí, pueden recolocarse. Pero requiere mano de obra especializada. Es casi una artesanía, y en Tucumán prácticamente no quedan trabajadores capacitados para hacerlo bien”. A la vez, cuestionó la forma en que muchas veces se destruyen esos materiales durante las obras: “Con martillazos gigantes, sin cuidado. Así estamos arrasando con la ciudad”.
"Duele en el alma": los adoquines de Barrio Sur dejarán de ser parte del paisaje urbanoTambién fue tajante respecto a la necesidad de diseñar políticas de planificación más orgánicas y participativas. “No se puede planificar con la lógica del verticalismo administrativo. Hace falta crear comisiones independientes de asesoramiento técnico, que piensen a largo plazo, sin responder a urgencias coyunturales”, propuso.
Finalmente, reivindicó el valor simbólico de Barrio Sur: “Es un lugar con un espíritu propio, de baja densidad, de vida familiar, con árboles, con historia. Hay que preservar eso. No se trata solo de si se levanta o no un adoquín: se trata de respetar la forma de vida que valoran sus vecinos”.