Rusia-Ucrania: la guerra “más fácil” de terminar

Rusia-Ucrania: la guerra “más fácil” de terminar

Rusia-Ucrania: la guerra “más fácil” de terminar
12 Junio 2023

Carlos Duguech

Analista internacional

Claro que el adjetivo fácil se ha utilizado en el título a los efectos meramente comparativos a la hora del análisis las dos guerras mundiales del Siglo XX. Fueron de las más sangrientas de la historia de la Humanidad. La “Gran guerra”, la Primera Guerra Mundial (IGM) se inicia el 28 de julio de 1914, motivada por el asesinato un mes antes, en Sarajevo, del archiduque Francisco Fernando de Austria. Como consecuencia de ese hecho el Imperio Austrohúngaro decide declarar la guerra a Serbia. Se complica el panorama con la intervención rusa contra el imperio. Puede llamarse a esta guerra “la de los imperios” (austrohúngaro, alemán, otomano) y el reino de Bulgaria, más otros aliados: Lituania, Azerbaiyán, Georgia y varios más. Se involucran hasta conformar un número de 32 intervinientes, entre ellos Gran Bretaña, EEUU, Francia, Yugoeslavia. Polonia, Japón, Rusia y Bélgica.

“Gran Guerra”- Siglo XX

Al momento de practicar el balance de víctimas hay variados números que oscilan entre 10 y 12 millones (¡Equivalente a la cuarta parte de la población de nuestro país!). Los heridos fueron alrededor de 20 millones. La guerra cesó con un armisticio el 11 de noviembre de 1918 que el propio imperio alemán propulsó, acorralado por las fuerzas aliadas que doblegaron lo que parecía una escalada germánica de batalla final, a todo o nada. Y fue “nada”, en rigor, para el desafiante. Eran tiempos de dibujar fronteras a punta de bayonetas y balas. A la postre, Polonia, beneficiada con parte del Este alemán. Y, generosamente, del imperio austro-húngaro y de Rusia. Alemania pierde sus colonias en Asia y África aunque el armisticio que solicitara y se concretó en Compiegne (Francia) no fue, en esencia, una derrota. Aunque, cabe decirlo, las condiciones desde el punto de vista alemán por las exigencias del armisticio que incluía hasta posibles reparaciones por actos de guerra, eran cuasi humillantes. Claro que dicho esto en términos de cuánto cobraba el vencedor por su “victoria” que, en rigor, era beneficiarse económicamente del vencido. Alemania advirtió que le resultaba inviable para seguir la lucha armada aunque no imaginó el aprovechamiento del que se beneficiaban los aliados. El armisticio no dio fin a todo el frente guerrero ya que las acciones bélicas continuaron en el frente oriental. Sólo se detuvieron con el denominado Tratado de Versalles, hacia fines de julio de 2018, que sólo operó en enero de 1920. Ello mostraba que dicho tratado fue hecho con menguada vocación por las partes. Más significativamente por la propia Alemania (después se comprenderá el porqué de la IIGM).

Tales fueron las condiciones a las que se sometía que, entre las gentes, se anidó una especie de capitis deminutio social y abatimiento general. Se gestó desde esas sombras un nacionalismo herido pugnando por revertir la realidad. Fue el germen de una atroz realidad que con Hitler adquirió una fisonomía que habría de marcar la historia moderna con una profunda herida. Cabe decirlo, heridas cuyas cicatrices conviven con la carne viva. En suma, puede aventurarse una explicación más allá de lo sociopolítico respecto del nazismo y sus manchas. Tal vez la humillación de los alemanes en la IGM con el sometimiento –entre otras penalidades- que significó compensar a los aliados por su responsabilidad en la guerra, tuvo su influencia. Y, sumado a ello como basamento para justificar estar obligados a autocalificarse ser únicos responsables. Penosas fueron sus consecuencias económicas desde donde junto a otras vertientes se nutrió el germen nocivo de lo que sobrevendría con un Hitler poderoso. De palabra y de hechos terribles..

La IIGM, esa otra tragedia

Parecía la última guerra mundial. Se viene mencionando cada vez con más temor y casi como una visión apocalíptica con rasgos de alta probabilidad: una maldición a cumplirse. Y se la llama IIIGM, para ser ordenados. La guerra de Rusia contra Ucrania presagia, en la consideración de muchos, como la inevitable tercera guerra mundial. ¿Por qué? Simplemente porque se supone –con base en concretas advertencias del mandamás Putin- que los arsenales nucleares no son una cuestión de prestigio y capacidad ofensiva-defensiva, nada más- sino una real amenaza a la Humanidad toda. Así sea que en principio sólo se utilicen en la región, actualmente el escenario guerrero.

Guerra Rusia-Ucrania

Ya se nos está transformando en una “costumbre”, algo que sucede mientras hacemos lo nuestro, “la guerra entre Rusia y Ucrania”: desde el 24 de febrero de 2022, cuando Putin lanza las tropas rusas sobre Ucrania destruyendo edificios e infraestructura y asesinando ucranianos. Precisamente en agosto del pasado año, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres se refirió a las víctimas de la metralla rusa como “asesinados”. Lo indicábamos en una columna anterior (29/08/22) titulada “Ucrania: ‘asesinados’, secretario general de la ONU dixit”.

Los 16 meses de guerra iniciada por Rusia hasta el presente dejando víctimas, tanto entre la población civil como entre los soldados, generan un espacio donde la información sufre los embates guerreros y la verdad agujereada por la metralla y las falsedades. En tal caso lo que da un margen de verosimilitud son los informes de ONU y alguna de sus agencias como ACNUR, ocupada de los refugiados. La Oficina de la Alta Comisionada para los DD HH (ONU) da cuenta de 726 (asesinatos, al decir del secretario general de la ONU) incluidos 52 niños y 1.174 heridos (incluyen 52 niños). Puede ser mayor la cifra, según la titular de la Oficina. Por su parte la Acnur (Agencia para los Refugiados -ONU) informa de otra tragedia: 3,1 millones de personas han huido de Ucrania para salvar sus vidas. Más dos millones de personas abandonaron sus viviendas buscando dentro de su país lugares seguros. (El total de los dos tipos de refugiados es el equivalente a toda la población del Noroeste Argentino.)

¿Un título osado?

Eso de que la guerra Rusia contra Ucrania sea la “más fácil” de terminar aparece casi como una expresión antojadiza. Tal vez incoherente, por lo que se sabe de las intenciones de Putin, por un lado y de Selenski, por el otro.

Tomamos en cuenta que en la IGM se involucraron 32 contendientes (entre imperios y repúblicas) y duró algo más de cuatro años. En la IIGM fueron 23 naciones involucradas y duró seis años. Estas referencias numéricas son a los efectos de comparar con lo que está sucediendo en el frente ruso-ucraniano. Sólo dos países en lucha abierta y llevan menos de un año y medio. Si bien Ucrania es sostenida (financieramente y con provisión de aparatos bélicos por casi 30 naciones) el campo de batalla enfrenta sólo a dos naciones.

Con que la ONU* decida celebrar una sesión extraordinaria de su Consejo de Seguridad (CS) en Kiev o en Moscú (se les pedirá a ambos países pronunciarse sobre la admisibilidad de la propuesta con prioridad al primero que la responsa afirmativamente) el CS, cumpliendo las atribuciones y obligaciones de la Carta de la ONU, se pronunciará y propondrá –por lo menos- una tregua. Con miras a una solución negociada y no por la aritmética sangrienta de los resultados bélicos.

Riesgo de la OTAN

El peor momento y la más irresponsable decisión sería incorporar a Ucrania como miembro a la vez que la metralla reina entre ese país y Rusia. Sería como un escenario de la IGM. 30 países de la OTAN más Rusia y Ucrania: justo los 32. Y en tal caso, los 30 países que envían dinero y aparatos bélicos se involucraran en la lucha armada contra Rusia con sus soldados. Sin dudas, entonces, la IIIGM servida en bandeja a los complejos militares-industriales.

El director General de la OIEA

Ayer en una comunicación de esta columna con el Director General de la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica) con sede en Viena. el diplomático argentino Rafael Mariano Grossi se le requirió información sobre la central nuclear de Zaporiyia y los riesgos por el daño sufrido por bombardeo reciente de la represa que le provee de agua. Respondió: “Sí. La central depende para su enfriamiento del agua que se acumula en el reservorio alimentado por el río. Al bajar el nivel de este último se dificulta el bombeo de agua desde el rio al reservorio con lo que la central podría quedar solamente con el agua que ya está allí. En esas condiciones la disponibilidad estará limitada a semanas o meses. Es un cálculo que haremos la semana que viene”.

(*) En 1988, ante la negativa de EEUU de otorgarle visa a Yaser Arafat para hablar en la ONU, la Asamblea General se trasladó a Ginebra (Suiza) donde pudo exponer el líder de la OLP.

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