Identidad y tecnología: ¿qué desafíos enfrentan los autores tucumanos sub 32?

Aunque en Tucumán creció el número de editoriales independientes y festivales literarios, muchos escritores aún deben lidiar con la carencia de puntos de venta masivos, la falta de visibilización y los altos costos productivos.

DIEGO FONT. Sus cuentos fueron publicados en “40 grados, narrativa contemporánea Tucumán”. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ DIEGO FONT. Sus cuentos fueron publicados en “40 grados, narrativa contemporánea Tucumán”. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

Aunque ahora la 19° edición del Mayo de las Letras acaparó una buena porción de la escena literaria local (bajo la perspectiva estatal, nada under) hay muchísimas otras propuestas que, durante el resto del año, unen a los lectores y escritores. Por ejemplo, aparecen los cafés literarios, los festivales poéticos y las constantes presentaciones de nuevas obras en los museos o los centros culturales de la provincia.

Sin embargo, eso no implica que el panorama sea perfecto; en especial al pensar en los autores más jóvenes y las oportunidades que se les presentan. Para reflexionar acerca de este último asunto, LA GACETA convocó a dos autores tucumanos dispuestos a dar su “reseña” sobre la realidad y transformaciones que vivencian los escritores Sub-32.

Capítulo 1: temas en disputa

La primera revolución o cambio de paradigma pasa por los géneros y los asuntos que los escritores de esta generación eligen abordar. Para el poeta Pablo Romero un tema nuclear es la expresión de la identidad (política, social, de género y queer, feminista, neurodisidente).

“La ficción sigue siendo el vehículo que permite materializar ese decir, pero también es cierto que ese límite se va desplazando. La 'autohistoria' (en términos de Anzaldúa) o 'ficción autobiográfica' (en términos de Annie Ernaux) están cobrando cada vez más fuerza. La poesía sub30 busca expresar una experiencia subjetiva. A mí me gustaría pensar que el protagonista de mis poemas es el lenguaje, pero soy consciente de que todo discurso es (inevitablemente) ideológico. No importa qué trate de nombrar: el poema siempre empieza hablando del mundo y acaba hablando de mí, de nosotres”, indica el codirector de Aguacero Ediciones y editor invitado del sello Inflorescencia Editorial.

Por su parte, Diego Font afirma que existe una tendencia a la brevedad: antes que las novelas y las narrativas, priman las poesías y los cuentos. Además la juventud prefiere valerse de la ficción antes que del non fiction.

“En la literatura tucumana creada por jóvenes no aparecen temas que sean transversales a todas las obras. Librarnos de esa cuestión monotemática y despreocuparnos por los géneros resulta positivo. Entre la gente que recién arranca a escribir puede notarse un fuerte apego a referentes más contemporáneos y temas que están en boga, pero después los textos decantan en otra cosa”, comenta el estudiante de Letras, quien trabajó en Minibus Ediciones y Gerania Editora.

PABLO ROMERO. Su obra ha sido parcialmente traducida al portugués y al italiano. PABLO ROMERO. Su obra ha sido parcialmente traducida al portugués y al italiano.

Capítulo 2: el avance tecnológico

Hace décadas el mundo editorial tuvo que adaptarse a la innovación tecnológica para evitar que ella le pase por encima. Ahora que la inteligencia artificial acaparó la escena, ¿cómo se resiste y se continúa?

“En su momento la invención de la fotografía planteó una ruptura en la tradición pictórica del mundo occidental. Chat GPT también plantea nuevas posibilidades que anulan (por ejemplo) la idea de escritura creativa. Debemos repensar los procesos de escritura, dejar de pensar en la 'creatividad' para hacernos cargo de otras maneras de enunciar el mundo vinculadas a la reapropiación simbólica y la reescritura de tradiciones anteriores”, sostiene Romero.

El segundo punto relevante pasa por el copyright y las múltiples plataformas en que es viable compartir los trabajos. Llegar a imprimir un libro, ¿implica una meta o anhelo para los autores sub 32?

“Hay una especie de pulsión de intimidad: la poesía (para quien empieza a escribir) es un ejercicio introspectivo, un desdoblamiento del yo que solo le atañe al sujeto que enuncia. No veo vocación de publicar, pero esto no niega que exista una vocación de compartir. El libro ha sufrido un desplazamiento: ya no es el único medio para colectivizar la palabra. Muchos de los jóvenes que escriben empiezan en las notas del celu y terminan en Instagram, Twitter o TikTok. Yo celebro ese movimiento de democratización de la poesía”, reflexiona el autor de “Palabras tectónicas” y “La jaula del hambre”.

Capítulo 3: retos vigentes

La crisis económica que sacude al país y los costos de ingresar al circuito de la publicación y distribución literaria pueden jugar en contra para potenciar la producción local y regional. A ambos elementos se les suman otros desafíos específicos; entre ellos, Romero asegura que el mayor reto para la joven generación de escritores es aprender de la tradición.

“Existe aún el resabio de la vanguardia, un intento de ruptura que no termina de concretarse y termina siendo pobre porque en la mayoría de los casos se ignora los antecedentes. Les jóvenes deberíamos tratar de ampliar el horizonte de los que estuvieron antes para reinventarlo desde la continuidad y no desde la disrupción. Ningún pasado fue mejor, es cierto. Pero un desafío en el que me gusta pensar es cómo podemos reescribir sin pensar en la invención como único horizonte”, señala el tallerista. Font agrega que en un momento había mucha inquietud por la publicación y por cómo hacer circular o difundir las obras. “Ahora no hay tanta preocupación porque surgieron varias editoriales y tenemos una mayor difusión de eventos por las redes sociales. Quizás el desafío actual sería lograr abrir otros canales de circulación o difusión, no quedarnos en algo que puede convertirse en endogámico. Hay que buscar lectores y lectoras posibles en otros lugares”, resalta el autor del poemario “Darwin” y editor de ficción freelance.

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