Maniobra de Heimlich, una técnica que debemos aprender para salvar una vida

Maniobra de Heimlich, una técnica que debemos aprender para salvar una vida

Los niños pequeños pueden llegar a asfixiarse en minutos con juguetes o comida. Cómo proceder con bebés y niños.

SOBRE LA TÉCNICA. Estas maniobras permiten mantener la circulación sanguínea y de oxígeno hasta que lleguen los paramédicos al lugar. SOBRE LA TÉCNICA. Estas maniobras permiten mantener la circulación sanguínea y de oxígeno hasta que lleguen los paramédicos al lugar.

Existen innumerables incidentes que surgen al realizar actividades cotidianas o dentro del contexto hogareño. Frente a esas situaciones, accionar rápidamente y contar con la información adecuada para no cometer errores es fundamental.

“La maniobra de Heimlich se usa para desobstruir a alguien que se sofoca con un cuerpo extraño en la vía aérea. En los chicos chiquitos es muy frecuente porque se meten todo el tiempo cosas en la boca. Consiste en acostar al bebé boca abajo sobre una pierna y golpearle el tórax. Si se trata de niños mayores de un año, se deben dar golpes en la espalda o tomarlo del abdomen por detrás, con los brazos cruzados”, introduce la pediatra Gabriela Salomón.

Lo cierto es que con los niños, el abanico de accidentes domésticos es amplio e incluye ahogamientos en piletas; cortes; atragantamientos; caídas de altura; etcétera. Por ello, saber qué hacer y saber reanimación cardiopulmonar puede para cambiar el destino de una tragedia. “Una persona que se está atragantando no puede hablar, toser ni respirar. La maniobra de Heimlich sirve para sacar la comida o el objeto”, añade Salomón.

Lo que se consigue con esta técnica, llamada así en alusión a su creador, el doctor Henry Heimlich, es elevar el diafragma mediante compresiones abdominales y hacer que sea el aire de los pulmones el que termine expulsando el elemento que nos impide respirar con normalidad.

Con respecto a la Reanimación Cardiopulmonar Básica (RCP), la médica explica que se define así al conjunto de maniobras que permiten identificar si un niño está en una situación de paro cardiorrespiratorio. Y a través de las mismas realizar las funciones del corazón y del pulmón, sin ningún equipamiento específico hasta que el sistema de emergencia acuda al lugar.

Estas técnicas consisten en una combinación de compresiones torácicas y de respiración artificial, que permiten proveer de oxígeno y mantener la sangre en circulación para lograr reestablecer el ritmo cardíaco, prosigue la médica.

“En concreto, se deben realizar 30 compresiones (100 por minutos, con profundidad de uno o dos centímetros) y dos ventilaciones”, enseña.

Otros incidentes

En el caso de una herida de sangre, lo primero que se hace según Salomón es comprimir por arriba del hecho sangrante (con lo que tengamos a nuestro alcance, como una soga o una tela). El miembro afectado, si es un brazo o una pierna, debe levantarse.

Después de eso, debemos acudir de inmediato a un centro de emergencias pediátrico; es decir, que cuente con cirujanos pediátricos, como el Hospital de Niños; el Hospital Avellaneda; la Clínica Mayo; el Sanatorio 9 de Julio y el San Lucas.

Finalmente, la médica se refiere a las convulsiones febriles. “No tienen una temperatura que las predisponga: pueden ocurrir con 37° o 40°. Los padres tienen mucho miedo cuando ocurren y hacen un montón de cosas que no corresponden, como meter al niño en la bañera con hielo, colocarlo boca abajo o darle un antitérmico por boca cuando se encuentra inconsciente. Lo que deben hacer, en cambio, es fijarse la hora de comienzo y observar las características hasta que llegue el sistema de emergencia. En promedio, las convulsiones duran unos breves minutos”, concluye.

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