Por Fabio Ladetto
14 Enero 2023
Cada una de sus imágenes carga con múltiples interpretaciones, consecuencia de su propia formación múltiples y de sus miradas y decisiones de vida. Fotodocumentalista, periodista, docente y activista social, Julio Pantoja cerró 2022 recibiendo el Premio Nacional a la Trayectoria Artística, otorgado por el Ministerio de Cultura de la Nación. Hasta el 23 de febrero, dos de sus obras están expuestas en el Salón Nacional de Artes Visuales del Museo Nacional de Bellas Artes de la Capital Federal.
El fotógrafo recorre desde su lente temas sociales actuales (como la defensa del ambiente), la memoria histórica de los detenidos desaparecidos y sus descendientes, la identidad popular y la construcción de sentido, con obras que ya forman parte del patrimonio del Museo (dos de la serie “Las madres del monte” son adquisición junto al Premio y otras cuatro fueron por una donación previa de Sara Facio).
“Este reconocimiento es una caricia al alma y permite una especie de reconciliación con mi propia mirada sobre las ausencias del Estado para con la cultura porque, al igual que muchos otros productores artísticos y culturales, en diferentes momentos he sentido que lo que hago se valora mucho más en otros países que en el mío”, admite en diálogo con LA GACETA.
- ¿Qué recordás del Julio que llegó a Tucumán en los 70?
- Mi sensación contradictoria por llegar a una ciudad grande, importante, que me encantaba; pero que me resultaba muy hostil por la naturalización de las microviolencias en la escuela, en las calles, en las mismas casas. Yo venía de un pueblo pequeño de la provincia de Misiones, con una vida muy apacible; ese contraste me superaba. También me acuerdo de la efervescencia política, corrían los tiempos de la “primavera camporista” -año 1973- y Tucumán era un hervidero de optimismo, una fiesta de ilusiones.
- ¿Cuál es el proyecto que más reivindicas de todos los que hiciste?
- (Ríe) Es como preguntarle a una madre o a un padre ¿a qué hijo querés más? No estoy seguro de poder responder objetivamente. Lo que sí puedo decir es que “Los Hijos” es el más conocido y el que obtuvo más reconocimiento en un montón de países, lo que me permitió conocer lugares y personas maravillosas; muchas de ellas marcaron mi vida. Hay otros que también, como “Las Madres del Monte”, pero en menor medida.
- ¿En quiénes te referencias?
- Una lista de personas de referencia, de quienes aprendí muchísimo, sería enorme. Y de agradecimiento a quienes me ayudaron y confiaron en mí, directamente interminable. Pero de todas ellas, quienes conjugan todo eso y mucho más, en especial en lo profesional, menciono a Diana Taylor, quien me introdujo y sostuvo en el universo del arte y el performance político; y a Fred Ritchin, uno de los más importantes teóricos contemporáneos, ex editor del New York Times Magazine y autor de mi libro de cabecera, que se llama “Después de la fotografía”, quien fue mi docente e impulsor de mi obra en Estados Unidos.
- ¿Por qué elegiste ser fotógrafo, había una necesidad de dejar registro de una realidad?
- Por amor. Me enamoré perdidamente de la fotografía. Cursaba el último año de Arquitectura cuando hice una materia que se llamaba así: Fotografía, la dictaba mi queridísimo Dante Decarlini. Fue un flechazo. De ahí mismo salí y me inscribí en la Facultad de Artes de la UNT. Hice ambas carreras. En cuanto a la necesidad de trabajar con la realidad, sí, claro; en especial con una voluntad expresiva y personal a partir de eso.
- ¿Qué le dio el arquitecto al fotógrafo?
- El sentido de totalidad, de que en una obra cada detalle importa. También el cultivar la necesidad expresiva.
- La militancia social y en derechos humanos es parte fundamental de tu identidad como persona. ¿Cómo lográs expresarlo artísticamente?
- A mi modesto entender, el transcurrir por la vida en sociedad es un hecho político; y que eso esté incorporado a mi obra es algo natural. Por supuesto que, una vez que entiendo y me hago cargo de esa idea, la trabajo estética y simbólicamente.
- ¿Qué implica que tus fotos estén en colecciones públicas y privadas y libros colectivos de todo el mundo, y que seas parte de consejos internacionales? ¿La imagen trasciende fronteras más fácilmente que las palabras?
- Eso es casi un accidente porque excede a mi voluntad e intervienen agentes de legitimación externos. Por supuesto que me enorgullece y trabajo para que eso suceda, pero puede pasar o no. Me considero un privilegiado porque ese reconocimiento está, pero hay muchísimos creadores que tienen grandes obras y por esas cuestiones externas no tienen ese reconocimiento, lo que es lamentable. Sobre la segunda pregunta, definitivamente sí. Las imágenes tienen un nivel de universalismo, una polisemia, que no tienen otros tipos de lenguajes.
- ¿Haber fundado Infoto, la bienal de fotodocumentalismo y tantas cosas más es otra forma de dejar testimonio y legado?
- Me parece que sí. Incluso más allá de mi voluntad. De hecho hay gente que me invita a pensar que debería considerar a esa cosas como parte de mi obra.
- ¿Qué enseñás a la hora de estar frente a los alumnos?
- Me interesa ayudarlos a pensar las imágenes dentro de un universo de pensamiento crítico, de reflexión profunda sobre cuál es su rol y potencialidad en este momento histórico en el que es casi imposible entender a nuestra cultura sin fotografías y videos.
Reconocimiento a Blanca Machuca
Junto a Julio Pantoja, la artista plástica tucumana Blanca Machuca también recibió el Premio Nacional a la Trayectoria Artística por sus trabajos textiles para elaborar objetos que evocan la práctica religioso-ritual y las creencias populares y tradiciones del NOA. LA GACETA la entrevistó y se puede leer su nota completa acá.
Lo más popular
