Los puertos francos y el intenso lavado de dinero

Los puertos francos y el intenso lavado de dinero

El Tesoro de Estados Unidos reclama una base de datos para monitorear la comercialización. Privacidad y anonimato favorecen el blanqueo.

“TENET”. La última película de Christopher Nolan parece inspirarse en estos depósitos que no tienen control.  “TENET”. La última película de Christopher Nolan parece inspirarse en estos depósitos que no tienen control.

El tema del lavado de dinero en el mercado del arte no es nuevo, ni puede aislarse de su comprensión general. La expansión en el último par de décadas lo ha convertido en un negocio con sus propias reglas y espacios conocidos para su funcionamiento. Se ha escrito del crecimiento del mercado, de los miles de millones de dólares que están registrados, pero hay una porción inmensa que no figura en ningún lado. Se conoce, aquí y allá, se sospecha.

Desde hace más de una década, los medios de comunicación específicos, otros como el New York Times y agencias como Associated Press (AP) vienen denunciando la situación.

La privacidad y el anonimato son argumentos que ocultan gran parte de estas operaciones. En febrero de 2022 el Tesoro de Estados Unidos recomendó que las firmas financieras y los comerciantes de arte establezcan una base de datos compartidos para rastrear cómo las ventas de arte podrían estar ligadas a delincuentes que hacen compras anónimas (difundió AP).

Caso extraño

Un ejemplo: en 2019 una galería vendió una obra del artista argentino Jorge de la Vega en arteBA. Eduardo Costantini la había reservado pero, se dijo, el empresario de la industria farmacéutica Hugo Sigman (aportante de la campaña de Alberto Fernández y gran conocido de Juan Manzur), la adquirió, aunque luego fue desmentido. La galería de María Calcaterra (pariente del entonces presidente Mauricio Macri) tampoco brindó mayores datos; sólo negó que Juliana Awada la haya comprado.

No se sabe quién lo hizo y a qué precio. Se escribió de U$S 1,2 o 1,3 millones, cifra récord en el mercado argentino. Nadie sabe quién, nadie sabe a cuánto. Nadie investigó nada. En otras palabras, no se conoce si en verdad llegó a venderse o fue una operación de la galería y algunos interesados.

La necesidad de monitorear la comercialización de arte se ha vuelto más complicada con el aumento en las ventas de activos digitales conocidos como NFT. Hay personajes que usan empresas fantasmas para comprar arte y ocultarse tras una fachada corporativa. Pero además están las fundaciones, muchas de las cuales se utilizan para evadir impuestos.

Mil Picassos

El museo más grande del mundo, con miles y miles de obras -solo de Pablo Picasso hay más de 1.000- se encuentra en el puerto franco de Ginebra (Suiza) y no lo veremos nunca. Coleccionistas y multimillonarios compran en estos depósitos francos, porque son garantía de seguridad, discreción y exenciones fiscales.

En un mercado global y en expansión, los ricos prefieren la discreción, alejados del fisco. “Una pintura u otra obra de arte comprada por U$S 50 millones en América, tendría que pagar impuestos por valor de U$S 4,4 millones para ser trasladada a Nueva York. Suiza es, desde siempre, el lugar preferido para conservar obras millonarias en varios puertos francos para depósito de bienes de lujo, siendo los principales los de Zurich, Chiasso, Basilea y Ginebra”, informó en 2016 el diario español ABC. Esos puertos también existen en Luxemburgo, Singapur y Mónaco, entre otras ciudades.

La película “Tenet”, de Christopher Nolan, está inspirada en estos espacios sobre los que no rige ninguna jurisdicción, paraísos legales y fiscales con tal cantidad de obras que suman más valor que la mayoría de los museos del mundo. Y, obviamente, están cerrados al público.

Se calcula que el Louvre posee alrededor de 500.000 obras de arte. Pero en estos depósitos están guardadas más de esa cantidad.

El puerto franco más grande está situado en el barrio de La Praille de Ginebra (Suiza) y cuida decenas de miles de pinturas y esculturas.

El FBI y la Interpol han identificado el blanqueo de capital como un problema en el mercado del arte. Pero a pesar todas estas advertencias, no se conoce, salvo excepciones, el resultado de las investigaciones.

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