La solidaridad nos mejora como personas

La solidaridad nos mejora como personas

20 Diciembre 2022

Gesto. Valor. Sentimiento. “Hemos nacido para colaborar, al igual que los pies, las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros, es contrario a la naturaleza”, sostenía Marco Aurelio.

La solidaridad es una de las acciones más nobles del ser humano porque nos lleva a abrirnos hacia los otros para ayudar, para servir. Las situaciones límite, así como las catástrofes naturales o guerras que dejan miles de damnificados- suelen despertar esta adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros. “No preguntes qué puede hacer por ti el equipo. Pregunta qué puedes hacer tú por él”, decía el popular basquetbolista Magic Johnson.

El Día Internacional de la Solidaridad Humana que se celebra el 20 de diciembre, tiene el objetivo de promover este valor universal fundamental para la cooperación y el bienestar de los pueblos. Busca reafirmar el compromiso por parte de las naciones del mundo en la construcción de un espacio de solidaridad y de paz, así como la aplicación de iniciativas para la erradicación de la pobreza y sensibilizar a la opinión pública acerca de la importancia de la solidaridad como valor.

La pandemia, que se inició en marzo de 2020, provocó un tremendo sacudón en la sociedad por la presencia de un virus desconocido y letal y promovió una revisión de las conductas humanas que finalmente, quedó a medio camino.

El mundo está sometido siempre a catástrofes de la naturaleza y también a tragedias producidas por el mismo ser humano, como lo es, por ejemplo, la guerra de Rusia contra Ucrania.

Sin embargo, no hace falta irse tan lejos para llevar solidaridad con el más débil, en nuestro golpeado hay sectores importantes de la sociedad que viven situaciones extremas de pobreza, como consecuencia de la inflación, de la desocupación, de una economía que viene en caída libre desde hace varios años.

A comienzos de diciembre, se conoció el informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina sobre la medición de la pobreza del país entre 2010 y 2022. El documento precisó que más de 17 millones de argentinos tienen carencias económicas (43,1% de la población) y que seis de cada 10 niños y adolescentes son pobres. Según el organismo, el 29,8% de la población ocupada es pobre.

Lo llamativo es que esa cifra duplica el 15,5% que alcanzaba ese segmento en 2017. La situación es más dramática entre quienes cuentan con un empleo pleno: allí los pobres saltaron del 4,7% en 2017 al 13,9% durante este año. Entre quienes tienen un empleo precario, la pobreza aumentó del 15,5% al 31%.

Siempre es positivo ser solidario con los desprotegidos, con los que más sufren, no solo los que viven en otras geografías. Deberíamos ser también capaces de ser solidarios con aquellos niños, mujeres, viejos, que vemos a diario en las calles, en los hospitales, en los asilos de nuestra ciudad, con los que son víctimas de la droga, de la violencia social, del analfabetismo.

Sería bueno que no esperáramos una catástrofe para actuar con generosidad. Algunas horas a la semana, trabajando en un voluntariado o en una ONG, podríamos aportar un granito de arena para que otros pudieran acceder al bienestar. Es cierto que el Estado tiene la principal responsabilidad, pero la participación ciudadana es fundamental para promover cambios en una sociedad. Sin duda, la solidaridad nos mejora como personas.

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