La arqueología del piedemonte
La arqueología del piedemonte

“Nos confundimos. Era 100 metros al sur de Yerba Buena”, dijo Mauricio Argiró, secretario de Seguridad de la “ciudad jardín”, que había dado a conocer el hallazgo de restos arqueológicos en un lote de un country que se está construyendo en la zona suroeste de La Rinconada. ¿Cómo no confundirse, si el barrio cerrado en construcción -que pertenece al golfista “Pigu” Romero- se llama “Prados de Yerba Buena”? Pero está en jurisdicción de El Manantial.

La novedad de hace dos semanas disparó reflexiones sobre la urbanización del piedemonte –que continúa por todas partes, aunque frenada en algunas zonas- y sobre su control, tras el crecimiento veloz de las últimas dos décadas. El arqueólogo Osvaldo Díaz fue un poco más allá, entusiasmado con los restos de cerámica y óseos: es una “zona de relevancia y alta sensibilidad arqueológica” –dijo-. A tal punto que “Yerba Buena podría tener un hermoso museo de arqueología en pocos años”.

Alta probabilidad

Es la primera vez que se menciona esta circunstancia, después de años de fiebre urbanizadora. ¿Será porque lo ignoraba el mercado? Díaz lo relató de modo sencillo: “Por lo que sabemos, hay en Yerba Buena muchísimos countries que han encontrado vasijas, y debe haber gente que guarda puntas de flecha y hachas”. Agregó que incluso hace cinco años se hallaron los restos de dos gliptodontes de 11.000 años que terminaron destruidos antes de que se pudiera hacer algo. Es que “en toda esta franja de selva van a encontrar sitios arqueológicos. La probabilidad de hallazgo es altísma”. Por eso en el barrio de “Pigu” Romero, si bien no se han paralizado los trabajos (que consisten por ahora en trazado de calles y cavado de zanjas para instalación de servicios) hay una expectativa con respecto a lo que va a suceder. En esta semana, dijo Díaz, va a visitar el sitio del hallazgo un arqueólogo de la Comisión de Patrimonio del Instituto de Arqueología, Guillermo Ortiz, para “hacer una excavación de urgencia, para recuperar la mayor cantidad de material cultural posible, en el menor tiempo posible, guardar esa información y no perderla”.

En opinión de Díaz, los restos hallados podrían ser cultura Tafí y Candelaria y es probable que, tras coordinar con la comuna de El Manantial y con el propietario del barrio, haya que hacer estudios de impacto en cada lote.

El comisionado de El Manantial, Juan Carlos Bernard, dijo que se enteró por los medios –“una sorpresa inmensa”- y que “para resguardar algo tan valioso debe intervenir la Provincia”. Le pareció complicado que se haga estudio ambiental arqueológico. “Es medio imposible; es como que compres una casa en una finca y tengas petróleo en el fondo… riquezas arqueológicas deben estar en todo el cerro, en todas partes, y justo aparecen en el fondo de una casa privada sólo en El Manantial…”. ¿Por qué debe intervenir la Provincia? Porque “Nosotros no tenemos jurisdicción; no podemos entrar a una tierra privada”, explicó.

Hasta la punta del cerro

El Manantial es una zona de tres km por 18 (llega hasta Loma Bola en San Javier) que registra un intenso crecimiento urbano. Un country, el San Pablo, está parte en jurisdicción de El Manantial y parte en la comuna de San Pablo. Se está construyendo ahí una avenida privada que unirá la Solano Vera con la ruta 301. ¿Hay construcciones arriba de la Solano Vera? “No; con excepción de ‘Prados de Yerba Buena’, se han autorizado tres barrios al este de la Solano Vera y una cancha de rugby”, dijo Bernard. “El primer objetivo para aprobar un country es que no termine perjudicando a terceros. Hay zonas que no se pueden tocar”, agregó, en referencia a la parte alta del cerro. No obstante, según se sabe, en la jurisdicción de la comuna de San Pablo ya hay un barrio arriba, en Villa Nougués, y hay pedido para levantar otro.

La arqueología del piedemonte

El hallazgo de restos arqueológicos ha puesto en el tapete de nuevo los debates sobre la urbanización. Hace meses lo había dicho el abogado Benito Carlos Garzón, al mencionar que el estudio multidisciplinario DAMI de desarrollo de áreas metropolitanas de Tucumán (financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo para seis regiones argentinas) había quedado olvidado, sin publicar, y que planteaba la necesaria coordinación entre las diferentes jurisdicciones –comunales, municipales, provinciales, universitarias- para ordenar el crecimiento.

Estudio desactivado

La arquitecta Marta Casares, integrante de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Planificación (Saplat) dijo que el problema es más complejo que la publicación, puesto que el estudio DAMI se puede hallar en la página web del Observatorio Metropolitano. “El estudio tenía tres fases: 1) los municipios acuerdan una agenda. 2) Se hace una lectura diagnóstica. 3) Un estudio de fondo para resolver los diagnósticos con directrices y se acuerda una agenda de gestión. La firman los intendentes, queda el compromiso de la Provincia de generar un espacio de articulación. Pero esto ocurrió con el cambio de Gobierno, cuando llegó Juan Manzur y coincidió con la desactivación a nivel nacional de esos espacios de trabajo metropolitano”.

En consecuencia, explicó, la expansión en el piedemonte se ha dado según el empuje del mercado. “Es una catástrofe anunciada. Se expresa primero en Yerba Buena pero rápidamente se derrama hacia las comunas”. Hace siete años Yerba Buena le puso límite a esa expansión y comenzó el derrame hacia el suroeste y hacia el noroeste allí donde se podía. La comuna de Cebil Redondo (ahí está Villa Carmela) tiene frenados varios pedidos de expansión por los problemas de provisión de agua; en Tafí Viejo una ordenanza limita el crecimiento hacia el oeste (más arriba está el parque universitario Sierra de San Javier, donde tampoco se permite urbanización), aunque al norte de Tafí Viejo, en la comuna de Nueva Esperanza, se han autorizado barrios cerrados en zona alta.

Pulsos transformadores

Casares añadió que Yerba Buena ha limitado el crecimiento pero todavía no tiene Código de Planeamiento (está en discusión) y aparte de San Miguel de Tucumán (que sí lo tiene) y Tafí Viejo (que tiene ordenanza) no hay una norma a nivel provincial o nacional con una mirada sobre la totalidad. “El bagaje instrumental nunca ha sido puesto en discusión”, dice. A propósito de esto, el intendente de Tafí Viejo, Javier Noguera, ha planteado varias veces la necesidad de que las distintas jurisdicciones (unidas o separadas por “zonas de costura”, ejemplifica) discutan su agenda común, ya sea en transporte, basura o urbanismo. Casares describió que hay normas en Jujuy, Catamarca y La Rioja, no así en Santiago de Estero, Salta o Tucumán. “Los pulsos más severos de transformación ocurren en estas tres provincias”. Explicó, entonces, que el caso que se genera con los restos arqueológicos en la Rinconada “no se resuelve a través del impacto ambiental, sino con una norma que tenga mirada sobre la totalidad y que diga dónde se puede actuar. La estructura municipal tiene debilidad extraordinaria para la gestión del territorio. El suelo no se puede transformar así porque sí”.

Pero se está transformando, no se lo puede parar. Claro que varios de esos lugares –como Cebil Redondo y Villa Carmela- van generando un efecto dominó –al decir de Casares- con los problemas que cada urbanización genera al conjunto, como el transporte y el agua. Muy por detrás de eso queda relegada la idea del arqueólogo Díaz, de que se haga un museo de arqueología. “Tucumán va a seguir creciendo-dijo Bernard-; la idea es que crezca para lugares aptos y habitables”. ¿Quién va a determinar y regular eso?

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios