Sexualmente hablando: mujeres calientes

Sexualmente hablando: mujeres calientes

¿Cuál es la señal de que una mujer -o una persona con vulva- está sexualmente excitada? Por lo general se cree que es la lubricación. Es decir, la salida de fluido hacia la superficie de la pared vaginal, producto del incremento en el flujo de sangre hacia los genitales. Pero no es del todo cierto porque, si bien estar lubricada -o “mojada”, como suele decirse- es una condición fundamental para que la penetración y los movimientos del pene dentro de la vagina resulten placenteros y no dolorosos, esto no significa, al menos no siempre, que la mujer esté suficientemente excitada. No indica en absoluto, por ejemplo, que esté cerca de alcanzar el clímax.

La verdadera señal de excitación sexual en la mujer es, al igual que sucede con los hombres (y las personas con pene), una buena erección. Esto es que su vulva -sobre todo sus labios menores y clítoris- estén turgentes, es decir, congestionados de sangre. Cuanto más volumen, más sensibilidad y, por consiguiente, más posibilidades de placer. De hecho el orgasmo no es otra cosa que la consecuencia de liberar la tensión que se acumula por la congestión sanguínea en la zona pélvica.

Así y todo es importante saber -respecto de las prácticas sexuales pene/vagina- que esa excitación tampoco es garantía de que una mujer vaya a alcanzar el orgasmo mediante el coito. Puede perderla si deja de ser estimulada adecuadamente -léase, en la zona que le estaba provocando dicha excitación-, lo que suele suceder una vez que empieza la penetración. Otra creencia errónea es la que afirma que, para que una mujer logre alcanzar el orgasmo, el hombre debe poder durar mucho, aguantar el tiempo suficiente. No es exacto, porque él puede eternizarse con la penetración pero, si no hay estimulación del modo y en el lugar adecuado, de nada sirve.

Después del clímax, la vulva -y todo el aparato genital- necesita entre 10 y 30 minutos para volver a su volumen natural. Es el tiempo que tarda la sangre en dispersarse, de ahí que muchas mujeres pueden tener más de un orgasmo por sesión. Pero si una mujer está muy excitada y no acaba, es decir, no descarga la tensión acumulada, la vasocongestión puede permanecer durante horas en los genitales y causarle una sensación desagradable (además de la frustración).

Ni más ni menos que la versión femenina, de la que poco se habla, del “dolor de zaguán”: malestar físico referido a los hombres que se quedaban con las ganas después de estar muy excitados. Es más, cuando esto sucede a menudo, es decir, cuando una mujer se queda con regularidad “a punto de”, sufre lo que se conoce como “congestión pelviana”, un síndrome que se caracteriza por la sensación de pesadez, incluso molestias, en la zona de la pelvis (y que, en algunos casos, puede producir intenso dolor durante el coito), además de alteraciones en el ánimo.

En una palabra, cuando una mujer está excitada, quiere orgasmos (al menos uno). No es que le alcanza con la intimidad y la cercanía emocional… aunque también las busque.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios