“El Papa de la sonrisa”, Juan Pablo I, ya es beato de la Iglesia Católica

“El Papa de la sonrisa”, Juan Pablo I, ya es beato de la Iglesia Católica

Albino Luciani, que murió 33 días después de ascender al papado, fue reconocido por la milagrosa curación de una niña argentina

UN HOMBRE AMABLE. Así describen sus colaboradores a Juan Pablo I.   UN HOMBRE AMABLE. Así describen sus colaboradores a Juan Pablo I.
05 Septiembre 2022

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco beatificó a Juan Pablo I, conocido como “el Papa de la sonrisa” cuyo Pontificado duró solo 33 días, y que -según los expertos de la Iglesia católica- realizó un milagro devolviéndole la salud a una joven argentina.

De esa manera, Albino Luciani se convierte en el quinto Papa del siglo XX que llega a los altares, después de Pío X, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.

El milagro aprobado por Francisco (paso necesario para la beatificación) es la curación extraordinaria de una niña argentina de once años que padecía una forma grave de encefalopatía.

La ceremonia de beatificación se hizo en la plaza de San Pedro, en la que Francisco dijo que Papa Luciani, con su sonrisa, “logró transmitir la bondad del Señor” y añadió que “es hermosa una Iglesia con el rostro alegre, un rostro sereno y un rostro sonriente, que nunca cierra las puertas, que no endurece los corazones, que no se queja ni alberga resentimientos, una Iglesia que no está enfadada, ni es impaciente, que no se presenta de modo áspero ni sufre por la nostalgia del pasado”.

Luciani fue declarado “Siervo de Dios” por su sucesor, Juan Pablo II, el 23 de noviembre de 2003, el primer paso en el camino a la santidad. Francisco confirmó sus virtudes heroicas el 8 de noviembre de 2017 y le proclamó “Venerable”.

En octubre del año pasado, el Papa aprobó el milagro necesario para la beatificación de Juan Pablo I, cuyo pontificado fue uno de los más breves de la historia. El año 1978, cuando fue elegido, hubo marcado por tres sucesores de Pedro.

“Hermanos, hermanas, el nuevo beato vivió de este modo: con la alegría del Evangelio, sin concesiones, amando hasta el extremo. Él encarnó la pobreza del discípulo, que no implica sólo desprenderse de los bienes materiales, sino -sobre todo- vencer la tentación de poner el propio ‘yo’ en el centro y buscar la propia gloria. Por el contrario, siguiendo el ejemplo de Jesús, fue un pastor apacible y humilde. Se consideraba a sí mismo como el polvo sobre el cual Dios se había dignado escribir. Por eso, decía: ‘¡El Señor nos ha recomendado tanto que seamos humildes! Aun si han hecho cosas grandes, digan: siervos inútiles somos’”, dijo Francisco ante los fieles reunido en la Plaza de San Pedro.

Muy sensible a la pobreza, también afirmó la importancia de dar un “salario justo” a todos. Con una “gran sencillez y una fuerte fibra pastoral”, Juan Pablo I “humanizó el oficio papal y simplificó todo lo que era protocolario”, según explican expertos como Christophe Henning.

Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912, en una población llamada Forno di Canale, que hoy es Canale d’Agordo, Italia. Hijo de un fabricante de vidrio, quedó huérfano de madre a los 10 años. Su padre, Giovanni Luciani, contrajo segundas nupcias con una mujer muy devota, que sería determinante en la vocación religiosa del niño.

Se formó en el Seminario Menor de Feltre y en el Seminario Gregoriano de Belluno y se ordenó sacerdote en 1935. Ese mismo año se fue a Roma, en cuya Universidad Gregoriana estudió filosofía y se doctoró en teología.

Ejerció como profesor y director del Seminario de Belluno antes de ser nombrado obispo de Vittorio Veneto en 1959, y patriarca de Venecia, 10 años después. En 1973 obtuvo el cardenalato y entró en la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino.

Afín a la corriente renovadora iniciada con el Concilio Vaticano II, Luciani había participado en sus sesiones entre 1962 y 1965, aunque prefería las labores pastorales a las de la curia.

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