Sexualmente Hablando: ¿cuál es tu tipo?

Sexualmente Hablando: ¿cuál es tu tipo?

“Me gustan las mujeres con curvas”, “Tengo debilidad por las morochas”, “Me encantan los rubios”, “No me atraen los hombres muy flacos”, “Que sea alto”, “Pelado, no”, “Odio la barba”, “Si no me gusta la voz…”. ¿Cuántas veces hemos dicho y/o escuchado declaraciones por el estilo? Podemos ser bastante detallistas y arbitrarios con los rasgos que nos gustan -o que no nos gustan- en los demás, para considerarlos atractivos. Al respecto, hace unos años, los doctores Sheree Conrad y Michael Milburn hicieron una investigación de largo alcance en relación a lo que ellos mismos bautizaron como “inteligencia sexual”. El cuestionario que realizaron en una muestra de casi 500 participantes de Estados Unidos y alrededor del mundo, incluía justamente una pregunta que indagaba si las personas eran conscientes –o no- de las características físicas de quienes consideraban su “tipo”. ¿Los resultados? Quienes contestaron: “Siento una atracción inmediata por quienes tienen un determinado aspecto”, puntuaron más bajo respecto en su nivel de inteligencia sexual. En cambio, aquellos que dijeron que la atracción física influía pero hasta cierto punto su comportamiento, y contestaron: “Me atraen personas que tienen un determinado aspecto, pero no siempre trato de relacionarme con ellas”, obtuvieron una puntuación significativamente superior. Y los que alcanzaron las máximas puntuaciones fueron los que aseguraron: “Me atraen muy distintos tipos de personas”.

Atados a un tipo

Es innegable que muchos de nosotros nos sentimos atraídos por un determinado tipo de persona hacia el que proyectamos nuestras esperanzas y fantasías. Y la gran mayoría cuando buscan una relación romántica o sólo sexual, de inmediato descarta a aquellos que no son su tipo. Y al hacerlo, según Conrad y Milburn, se arriesgan a verse decepcionados o incluso heridos porque no son pocas las personas que, de manera inconsciente, en realidad se sienten atraídas hacia quienes frustran sus necesidades no satisfechas.

Pero incluso para los que su “tipo” no representa una de estas atracciones autodestructivas, estar muy atados a esperar a alguien que cumpla con ciertos rasgos, puede limitarlos en sus posibilidades de llevar una vida sexual satisfactoria. La lógica sugiere que es mucho más acertado abrirse a una gama de personas más amplia y así aumentar las chances.

La investigación referida demostró que las personas con mayor inteligencia sexual no se sienten tan atraídas por el aspecto físico de una persona como por su personalidad. Cuando les preguntaron qué era lo que en su opinión hacía a una persona sexualmente atractiva, las respuestas podían incluirse en varias categorías: características faciales -tales como una linda sonrisa-, un buen cuerpo, que fuese una persona cordial, inteligente, con sentido del humor, etc.

Lo más revelador fue que tanto los hombres como las mujeres que mencionaron características faciales o físicas en primer lugar obtuvieron una puntuación inferior en cuanto a inteligencia sexual que quienes mencionaron la personalidad, la cordialidad o quienes dijeron: “Me atraen personas de todo tipo” o “depende de la persona”. Finalmente, cuanto mayor era el número de rasgos que podían resultarle atractivos a una persona, más sexualmente inteligente calificaba.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios