La “homilía del hambre” y los distraídos

La “homilía del hambre” y los distraídos

Con un mensaje moderado, pero que no admite doble lecturas, el Arzobispo dio un “baño de realidad” a las autoridades oficialistas y opositoras.

SOLEMNE TEDEUM. Luego de dos años con participación reducida por la pandemia, la Catedral albergó ayer a las máximas autoridades de los Tres Poderes de la Provincia, además de diputados y ministros de la Nación. SOLEMNE TEDEUM. Luego de dos años con participación reducida por la pandemia, la Catedral albergó ayer a las máximas autoridades de los Tres Poderes de la Provincia, además de diputados y ministros de la Nación.

Una sociedad cada vez más golpeada, desesperanzada, empobrecida y angustiada reclama una reacción de parte de quienes llevan las riendas institucionales en todos sus niveles. Desde hace años, cuestiona que la agenda de quienes tienen el poder se encuentra a kilómetros del ciudadano de a pie. Las penurias de quienes sobreviven cada día con lo justo -o muchos menos que eso- están muy distantes de los reconfortantes y aclimatados despachos de los Tres Poderes y de las rencillas políticas.

Tal vez por eso es que el Arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, en su homilía dio un baño de realidad a las autoridades -oficialistas, opositoras y judiciales- que asistieron al Solemne Tedeum. Les enrostró que la sociedad tiene hambre, pero no sólo de la que duele en la panza. También hambre de justicia, seguridad, educación y trabajo. Hambre de que no todo vale y que hay una Constitución que se debe respetar. Hambre de que hay una grieta que se debe superar y para construir una esperanza. “Salgamos de nosotros mismos y de nuestros propios intereses. Digamos sí a la cercanía y no al aislamiento, sí a la cultura del encuentro, no a la cultura del enfrentamiento”, lanzó, al tiempo que embistió con que falta un modelo de Nación.

SONRISAS. Primó la cordialidad y nadie se guardó un saludo. SONRISAS. Primó la cordialidad y nadie se guardó un saludo.

“Hambre” fue la palabra que más resonó en la Catedral. Sánchez la mencionó nueve veces como sinónimo de necesidad para dejarla anclada en la mente de quienes toman las decisiones. Se podría apreciar cierta incomodidad en la mirada del jefe de Gabinete, Juan Manzur; del gobernador interino, Osvaldo Jaldo; del intendente Germán Alfaro; de vocales de la Corte; de intendentes; y de decenas de legisladores y concejales oficialistas y de la oposición.

Tanto desde el Frente de Todos como de Juntos por el Cambio coincidieron que el mensaje fue una foto exacta de lo que sucede. “De los últimos años, fue una de las homilías con más realidad que tuvimos”, dijo Alfaro, quien agregó que le hubiese gustado que el presidente Alberto Fernández estuviera para oír y reflexionar el mensaje. “Ha dado un mensaje de mucha certeza que no tiene contradicciones”, reflexionó el intendente famaillense José Orellana. El diputado Roberto Sánchez dijo que hubo sensatez en sus palabras y que, además del hambre del estómago, hay que atender la de la división y la grieta. Su par Domingo Amaya manifestó que la homilía fue realista y que es por un Gobierno que no tiene políticas de Estado.

Manzur “alivianó” el peso del mensaje y reflexionó que Sánchez alentó a las autoridades a “fortalecer los vínculos de nuestro pueblo”. Jaldo, en cambio, como máxima autoridad de la provincia, cargó el peso de la homilía, pero también lo distribuyó sobre la oposición. “Son momentos de asumir compromisos, todos juntos, al margen de las diferencias personales. No hay margen para el error, hay argentinos que la están pasando mal; el oficialismo tiene la responsabilidad de dialogar y la oposición de acompañar o mostrar los errores, para poder corregirlos, pero nadie puede mirar para otro lado. En la situación que está el país, nadie se puede hacer el distraído”, advirtió el mandatario. Una suerte de “dejen de criticar, sean moderados y colaboren para desencallar este barco”.

El mensaje de la homilía fue claro: no es un momento para sacar ningún tipo de ventaja política ni de declamar, sino se unir esfuerzos porque hay medio país que lo está pasando mal y padece hambre de verdad.

El dato

La adrenalina preelectoral

Tucumán fue capital del país y el epicentro del poder. Con la excusa del 9 de Julio, recorrieron el territorio pasaron el Presidente, su jefe de Gabinete, la mitad de sus ministros, el titular de Diputados, unos 50 diputados y senadores y “cuatro” gobernadores (si se incluye allí a Rodríguez Larreta). Se huele la adrenalina preelectoral. “Nadie viene porque sí”, analizó un intendente por el oeste.

Lo curioso

¿Desfasaje o posicionamiento?

Para nadie pasó desapercibido que Manzur y Jaldo “hicieron la suya” entre la Casa de Gobierno y la Catedral. Lejos de mostrarse como socios, cada cual atendió su juego. El jefe de Gabinete lideró una comitiva de peso nacional, que incluyó selfies con alumnos y dirigentes manzuristas. Varios metros atrás, Jaldo fue abrigado por el calor de gente de su riñón. Eso sí, ingresaron juntos al templo.

Lo positivo

Nadie se guardó los saludos

En contraste con lo ocurrido el 25 de Mayo, ayer primó el clima cordial entre la Provincia y la Capital. Manzur, Jaldo, Alfaro, Mansilla y los vocales de la Corte se saludaron en la Catedral de modo efusivo, hasta con sonrisas. El “no saludo” del 25 había desatado una escalada de embates entre el FdT y el PJS. Alfaro reflexionó ayer que lo del 25 “fue una equivocación”, pero evitó precisar de quién.

Lo negativo

La limpieza dejó que desear

En una plaza Independencia sin ningún tipo de vallas y con chocolate caliente para todos, la nota negativa la dio la limpieza incompleta. Tal como se presagiaba, no dieron los tiempos para barrer a fondo las calles luego del show que cerró “El Chaqueño” Palavecino cerca de las 4. A las 7.30, cuando se convocó para el desayuno patrio y posterior izamiento, en las cercanías del escenario se divisaban residuos.

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