Hartos de los robos, padres y docentes pagaron por las alarmas

Los ataques a las escuelas son constantes. Los delincuentes se llevan todo lo que encuentran a su paso. Las explicaciones de la Policía.

MONITOREADOS. Las cámaras transmiten en directo a computadoras y celulares de los docentes para que puedan ver todo lo que pasa en la escuela. la gaceta / fotos de Osvaldo Ripoll MONITOREADOS. Las cámaras transmiten en directo a computadoras y celulares de los docentes para que puedan ver todo lo que pasa en la escuela. la gaceta / fotos de Osvaldo Ripoll

En el interior tucumano casi el total de los establecimientos educativos de zonas rurales y de ciudades fueron desvalijados por delincuentes. El flagelo recrudece con el paso del tiempo sin respuesta efectiva por parte de las autoridades de seguridad o los de Educación. Algunos alcanzan cifras indignantes y de mucha preocupación de irrupciones por parte de los ladrones. No dejan nada de valor de lo que encuentran.

La escuela “Fray Justo Santa María de Oro” de Alto Verde (Chicligasta) llegó a tener por año hasta ocho robos. Aunque la cifra no es la más llamativa, indignó a docentes y padres que, después de muchos avatares, obtuvieron una solución al problema: habilitaron un moderno sistema de vigilancia con ochos cámaras de seguridad monitoreadas por los docentes desde sus celulares. También instalaron una ruidosa sirena de alarma con sensores instalados en puertas y ventanas que se activan cada vez que los ladrones intentan ingresar. Todo el sistema está coordinado con la policía local. Pero fue pagado por ellos. “Uno cuando escucha la alarma sale urgente en dirección a la escuela porque seguro algún ladrón está intentando ingresar a la escuela. En varias ocasiones los tipos se nos escaparon de las manos. Antes que nada, por supuesto, alertamos a la Policía”, dijo el vecino José Frías. “Es lamentable al límite de inseguridad al que se llegó. Antes una escuela era un lugar sagrado, porque uno era consciente que ahí se aprenden cosas esenciales que nos ayudan a desempeñarnos en la vida. Ahora hay gente que se ensaña para llevarse todo lo que encuentran. Y los principales perjudicados son los chicos, nuestros hijos”, advirtió el hombre. “Desde que funciona este sistema se frenaron los robos. Ya nos habían llevado de todo. Por eso nos pusimos a trabajar con rifas y otros beneficios para instalar las cámaras. Había que frenar el problema ya que todo lo que se compraba para los alumnos terminaba en manos de los ladrones”, contó Cecilia Gómez, secretaria de la escuela “Fray Justo Santa María de Oro”. A este local educativo primario concurren más de 200 alumnos que disponen de un comedor escolar. Según Frías, en un principio se planteó la posibilidad de pagar un sereno, pero apareció un interrogante: ¿quién se haría cargo de los perjuicios que este puede sufrir ante un hecho de inseguridad?

Desmanteladas

En Concepción las escuelas “Monseñor Ferro” del barrio Municipal y “Presidente Illía”, próxima al río Gastona, son exponentes patéticos de la gravedad que alcanza el problema. Ambas, como otras de zonas rurales, fueron totalmente desmanteladas. Según datos de maestros, llegaron a sufrir hasta un robo por día. Ahí funcionan los niveles inicial, primario y secundario, con un comedor escolar. “Los ladrones se llevaron puertas, ventanas y las rejas que habíamos colocado por seguridad. Otra vez, destruyeron la pared del salón del comedor para llevarse tres garrafas de la cocina. Hace poco tuvimos durante una semana siete robos. Nos arrebataron cables y aparatos informáticos y por eso estuvimos sin luz un tiempo. Ahora seguimos sin wi-fi. La Policía recorre esta zona pero los delincuentes entran cuando se van” dijo Rubén Paredes, director del nivel Medio. Los docentes con los padres de alumnos, cansados de esta ola delictiva, se plantearon la posibilidad de trabajar para pagar un sereno. Pero aparece la cuestión de la responsabilidad civil. “Es un aspecto importante que se evaluó y que pensamos que nos podría solucionar o cubrir el Ministerio de Educación. Por ahora es impracticable para nosotros”, advirtió el docente. En esta escuela también se instalaron cámaras de seguridad. Pero sucede que los ladrones cuando arremeten primero proceden a dejar sin energía eléctrica el establecimiento e incluso toda la zona. “Desde esta escuela hasta el puente del río Gastona los ladrones alcanzaron a robar hasta 800 metros de cables del alumbrado público. No sé cómo hicieron”, expuso Paredes.

IMPARABLES. Ni las rejas en las puertas pueden contener a los delincuentes.  IMPARABLES. Ni las rejas en las puertas pueden contener a los delincuentes.

En la “Monseñor Juan Carlos Ferro” del Municipal, en la que también funcionan tres niveles, los delincuentes no dan respiro a la comunidad educativa. Con embestidas que hasta llegaron a ser diarias, se alzaron con puertas, ventanas, sanitarios, equipos de informática, de audio y hasta el motor del tanque de agua. “Lo que se recupera se pierde al otro día. Ni los focos de luz sobreviven más de una semana. El perjuicio que se causa a los chicos es tremendo. Y nadie quiere decir nada porque teme ser tildado como buchones. Y entonces se expone a represalias”, dijo un docente que prefirió no identificarse. La escuela presenta un estado lamentable.

Robos por drogas

El segundo jefe de la Regional Sur de la Policía, comisario mayor Julio Gutiérrez, aseguró que esa fuerza recorre permanentemente las escuelas tanto del ámbito municipal como rural. “Los móviles en el campo van a una escuela, la controlan y tienen que dirigirse a otra que está a cuatro kilómetros. No pueden quedarse solo en un lugar. Es entonces cuando los delincuentes aprovechan para actuar”, expuso. “La Policía no puede disponer de un efectivo en cada escuela. El personal es insuficiente. Tendría que haber un sereno designado por el Ministerio de Educación. Pero eso no se hace”, advirtió Gutiérrez. Según él, la mayoría de los ladrones “roban para poder drogarse”. “Con la comunidad y los docentes hemos tenido reuniones y se discutieron soluciones. Nosotros nos comprometimos con mayores controles. Pero nunca es suficiente. Se descartó la posibilidad de contratar un sereno por el riesgo que representa que trabaje sin cobertura de seguro oficial. También se habló de poner perros cuidados por los vecinos”, apuntó. “Las cámaras de seguridad son una solución. Da resultado en Alto Verde. Pero es una salida que no está en nuestras manos instrumentarla”, concluyó.

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