¿Quiénes están protegidos contra la viruela del mono?

¿Quiénes están protegidos contra la viruela del mono?

La comunidad científica sostiene que las personas mayores que se vacunaron contra la viruela podrían conservar todavía cierta inmunidad.

ENSAYO. Un empleado de Bavarian Nordic, la única empresa en el mundo que tiene aprobación de la vacuna contra la viruela, llamada Jynneos en EEUU. REUTERS ENSAYO. Un empleado de Bavarian Nordic, la única empresa en el mundo que tiene aprobación de la vacuna contra la viruela, llamada Jynneos en EEUU. REUTERS
31 Mayo 2022

Si bien los expertos sostienen que es probable que la mayoría de los niños y adultos con sistemas inmunitarios sanos esquiven el desarrollo de una viruela símica grave, también existen dos grupos de alto riesgo: los bebés menores de seis meses, y los adultos mayores. Sin embargo, este segundo grupo, que es más propenso a sucumbir frente al virus de la viruela del mono, se encuentran protegidos gracias a las vacunas contra la viruela que se pusieron hace décadas.  

“En resumidas cuentas, incluso quienes fueron vacunados hace muchas décadas mantienen un nivel muy, pero muy alto de anticuerpos y la capacidad de neutralizar el virus”, comentó Luigi Ferrucci, director científico del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento.

Las preguntas sobre la durabilidad de la vacuna contra la viruela surgieron después de un ataque de ántrax en 2001, comentó Anthony Fauci, el máximo asesor sobre enfermedades infecciosas del gobierno de Joe Biden. “La durabilidad de la protección varía de persona a persona. No podemos garantizar que una persona que fue vacunada contra la viruela esté protegida contra la viruela del mono”, manifestó.

La infección de la viruela del mono comienza con síntomas respiratorios, pero se desarrolla hasta convertirse en un salpullido distintivo, primero en la boca, luego en las palmas de las manos y las plantas de los pies y poco a poco en el resto del cuerpo. Con el tiempo, el salpullido crece hasta que se convierte en ampollas llenas de pus. Cada pústula contiene virus vivo y una ampolla rota puede contaminar la ropa de cama y otros artículos, por lo que el contacto cercano es riesgoso. La gente infectada también debería tener mucho cuidado de rascarse los ojos porque el virus puede destruir la vista.

La viruela del mono tarda hasta doce días en causar síntomas, por lo que los doctores tienen un periodo de al menos cinco días después de la exposición para vacunar y prevenir la enfermedad (el enfoque, llamado profilaxis posexposición, no es una opción para los pacientes con COVID-19 porque el coronavirus puede comenzar a devastar el cuerpo tan solo un par de días después de la exposición). Cabe destacar que este virus no se propaga en ausencia de los síntomas. Una vigilancia cuidadosa, el aislamiento de la gente infectada, el rastreo de contactos y la cuarentena de contactos deberían contener el brote.

Según publico el New York Times, la mayoría de las personas infectadas en la actualidad son hombres menores de 50 años y muchos identificados como gays o bisexuales, lo cual podría reflejar los posibles orígenes del brote en un evento del Orgullo Gay en las Islas Canarias. Pero el brote podría haber empezado igual de fácil entre gente heterosexual en un evento grande, comentaron los expertos.

Por otra parte, hay opiniones encontradas sobre la duración de la inmunidad de una vacuna contra la viruela. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan refuerzos de las vacunas contra la viruela cada tres años, pero solo “para personas en riesgo de una exposición por ocupación”, mencionó en un comunicado David Daigle, un vocero de la agencia.

“Hasta que sepamos más, seguiremos usando las reservas de vacunas disponibles para la gente que haya tenido un contacto cercano con casos conocidos y la gente con el mayor riesgo a estar expuesta por sus trabajos, como los profesionales de la salud que tratan a los pacientes con la viruela del mono”, puntualizó Daigle.

Por su parte, Estados Unidos y varios países europeos comenzaron a inmunizar a los contactos cercanos de los pacientes infectados, una estrategia llamada vacunación en anillo.

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